viernes , 22 noviembre 2024
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VAMPIROS CON MIRADA LÁSER

Si pudiera irme de fiesta por una noche a un mundo alterno donde existen todas las cosas que me gustan, estoy seguro que me gustaría que un vortex me tragara y me escupiera directamente a los pies de un universo lleno de vampiresas a gogó, en trajes de látex negro. Un lugar donde el vino y la absenta fueran inagotables. Es como si metiéramos en una licuadora el mundo del enmascarado de plata, El Santo, y que este se encontrara con el universo de Quentin Tarantino, visto por el lente de la cámara de cine de Andy Warhol, mientras bailo con Edie Sedgwick, esquivando los latigazos de Gerard Malanga. 

Claro, en este extraño planeta no podría faltar la buena música. ¿De que serviría todo este mix alucinógeno sin un buen soundtrack? La banda perfecta para eso sería, nada más y nada menos, que el trío de post punk, psychobilly y new wave, originario de Porto Alegre, Brasil, Damn Laser Vampires (DLV). Estos murciélagos musicales son de esos grupos que tienen la capacidad de ponerme de muy buen humor, cada vez que pongo un disco suyo. 

Si me preguntan a qué suenan, tendría que ordenar un poco las palabras o, más bien, dejar que lo haga mi editora, como solo ella sabe hacerlo. Lo que sí podría decirles es que son como los hijos bastardos cariocas de The Cramps, además de un cruce bizarro entre The Hives y The Birthday Party con mucho sentido del humor. En resumen, una banda que personalmente no podía pasar por alto con tales influencias. Llegué a la agrupación cuando los escuché haciendo un fantástico cover de la canción del grupo peruano que se cree que fue la primera banda de punk en el mundo: Los Saicos. El nombre también atrajo muchísimo mi atención, porque me pareció demasiado cool. Y así fue. 

Sus integrantes, Francis K, Michael Munhoz y Ron Selistre tienen en su haber dos muy buenos discos: Gotham Beggars Syndicate y Three-Gun Mojo. En ellos, Selistre gime, gruñe y grita a través del caos punk-psychobillieano que destilan todas las canciones. Nos seduce y petrifica a la vez, dejando la pregunta al aire: ¿todas esas melodías son producidas por el dolor, el placer o porque acaba de cometer un asesinato? 

Selistre, junto a Francis K, proporcionan el trabajo de guitarra para ambos álbumes, un sonido de doble capa con matices oscuros y riffs llenos de punk-blues. Todo con el respaldo de Munhoz, quien aporta sonidos equivalentes a una ametralladora en la percusión. En conjunto, son una especie de cabaret punk ambulante de todo lo macabro. 

Yo no creo que se me vaya cumplir el deseo de mi cosmos ideal, los dioses del rock n’ roll suelen ser muy ingratos conmigo. Lo mejor que puedo hacer es volverle a dar play a la música de DLV, mientras me termino este café que aún esta caliente, y de escribir sobre por qué ustedes tienen que escuchar a estos vampiros rocanroleros y ponerse a bailar frente al espejo. Para escuchar: Three-Gun Mojo, Creepy Thing, Car Disaster, Shadowmaker, Bracadabro, The Devil Is a Preacher y Sprawl.

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