El proyecto Alianza por la Educación, lanzado ayer en Santa María Nebaj, Quiché, ha sido recibido con entusiasmo y esperanza, tanto por las instituciones involucradas en su ejecución, como por quienes se beneficiarán con la iniciativa.
Con el plan, uno de los más ambiciosos en su género, el Gobierno vuelve a poner en el centro de discusión uno de los temas más invisibilizados en el país, pese a la trascendencia social que conlleva: la atención integral a los jóvenes migrantes que son retornados al país.
La importancia de la iniciativa se refleja en los apoyos que ha sumado, entre los que se encuentran las embajadas de Estados Unidos y de China Taiwán, así como de multinacionales y organismos internacionales que se ocupan de la atención a migrantes. “Debemos promover modelos de reinserción para que se creen mecanismos que permitan a los jóvenes alcanzar un nivel de autosuficiencia económica”, anotó la ministra de Educación, quien desde su cargo se ha mostrado comprometida con el impulso de programas que impacten, positivamente, en la vida de niños y jóvenes.
La falta de oportunidades que padecen adolescentes y adultos es una de las principales causas que motivan la migración irregular, por lo cual el proyecto está llamado a ser un motor de desarrollo y una estrategia que desestimule la fuga de talentos. En síntesis, la Alianza por la Educación, que en principio atenderá a 750 menores del área Ixil, ofrecerá conocimientos en diversos oficios y, principalmente, acondicionará programas que aprovechen las capacidades que los jóvenes reinsertados hayan aprendido en sus experiencias laborales en otros países.
Este punto tiene una relevancia significativa, puesto que no solo facilitará la reinserción social y laboral, sino que impedirá que los menores empiecen de cero, algo trascendental, dada la urgencia económica que tienen para enfrentar compromisos individuales y familiares.
Frenar la migración irregular es un asunto que llevará tiempo resolver, aunque el gobierno que lidera el presidente Alejandro Giammattei tiene claro el camino, el cual implica la construcción de muros de prosperidad. Sin embargo, al mismo tiempo que conviene evitar el éxodo, es preciso pensar en la atención que merecen los connacionales repatriados, en especial porque han constatado que el “sueño americano” no existe.