Ana María Díaz Representante Residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
La intensa actividad humana está moldeando la biosfera de manera inédita y acelerada, reconfigurando al planeta. Esta nueva era, el Antropoceno, plantea nuevos desafíos a los procesos del desarrollo. El reciente Informe sobre Desarrollo Humano 2020, La Próxima Frontera: Desarrollo Humano en el Antropoceno, publicado en diciembre pasado por el Programa de las Naciones Unidas Para el Desarrollo (PNUD), muestra evidencias de que asistimos a un cambio de era geológica.
Todo cambio fundamental suele estar caracterizado por las crisis. Y en los últimos años se han desencadenado crisis globales que han impactado en las condiciones de vida de la gente y, sobre todo, en los ecosistemas. Cada vez es más abundante la evidencia del impacto de la actividad humana en el cambio climático y en el deterioro en los sistemas naturales.
En este período se han exacerbado los extremos de temperaturas, se han roto marcas en el número e intensidad de ciclones tropicales y estamos ante una inminente extinción en masa, la sexta en la historia geológica, pero ahora causada por un solo organismo, el Homo sapiens.
El informe alerta sobre esta crisis, cuya última y más severa expresión es el Covid-19, resultado de la tensa relación de la sociedad con la vida silvestre. El estudio ofrece una mirada renovada, multidimensional y holística para comprender los alcances de estas vicisitudes y muestra cómo los desequilibrios planetarios se refuerzan con los desequilibrios sociales, principalmente las desigualdades. Para romper los
círculos viciosos de estos encadenamientos, el informe propone orientar las acciones a la búsqueda de la equidad, promoviendo la innovación en la arquitectura de las políticas: es necesario hacer cosas distintas, para obtener mejores resultados. Trabajar “con” (no “contra”) la naturaleza, para lo cual se ofrecen ejemplos de soluciones sinérgicas con los procesos naturales.
Para un desarrollo en armonía con el planeta no basta con ampliar el bienestar humano, ni con la capacidad de actuar individual y colectivamente. Es necesario orientar esas acciones hacia los valores de la justicia social y ambiental, para que la naturaleza y el ser humano puedan progresar juntos.
Si desea profundizar en los temas que apoyamos y promovemos en Guatemala, así como el informe en referencia, le invitamos a visitar nuestro portal www.gt.undp.org.
