Roma, EFE.- El Inter de Milán desnudó este domingo las carencias de la Juventus de Turín
y, con goles del chileno Arturo Vidal y del italiano Nicoló Barella, le doblegó
2-0 en el clásico de Italia para alcanzar momentáneamente el liderato liguero,
empatado con el Milan, que visita este lunes al Cagliari.
En una noche de auténtico naufragio del centro del campo de tres de la
Juventus, formado por el francés Adrien Rabiot, el uruguayo Rodrigo Bentancur y
el galés Aaron Ramsey, falto de ritmo y brillantez, demasiado previsible a la
hora de repartir balones, el Inter selló un triunfo rotundo para dar un golpe
en la mesa en la lucha por el Scudetto.
Lo hizo con un fútbol organizado, con una defensa sólida y una prestación
excelente de sus volantes, Vidal y Barella, para castigar las indecisiones
defensivas de una Juventus que, eso sí, no pudo contar con el holandés Matthijs
De Ligt, el brasileño Álex Sandro, el colombiano Juan Cuadrado ni el argentino
Paulo Dybala.
Fue Barella quien ofreció, a los 12 minutos de partido, un perfecto centro
desde la banda derecha que Vidal cabeceó con contundencia luego de adelantarse
al brasileño Danilo, para firmar su segunda diana consecutiva, después de la de
penal firmada entre semana a la Fiorentina.
El chileno, exjugador del Barcelona, no lo celebró como forma de respeto por su
pasado en la Juventus, con la que conquistó 4 títulos ligueros entre 2011 y
2015.
La Juventus tocó mucho el balón, pero sin velocidad y no pudo encontrar
espacios en la atenta zaga interista, apoyada de forma constante por los medios
y los dos laterales, el marroquí Achraf Hakimi y el inglés Ashley Young.
Solo la falta de pegada del argentino Lautaro Martínez y del belga Romelu
Lukaku, quienes perdonaron dos veces al meta polaco Wojciech Szczesny,
impidió que el equipo de Antonio Conte se fuera al descanso con una ventaja
mayor.
En la Juventus, Pirlo decidió no hacer cambios después del descanso y su equipo
volvió a cometer los mismos errores, favoreciendo a un Inter que logró el 2-0
con un rápido contragolpe, aprovechando una grave distracción defensiva de su
rival.
El defensa Alessandro Bastoni dio un gran pase largo a Barella, quien controló
el balón luego de una carrera de más de cuarenta metros y fulminó a Szczesny
con un potente derechazo que acabó al fondo de las mallas rozando el larguero.
La sonrisa amarga del portugués Cristiano Ronaldo, quien no tuvo manera de ser
decisivo, pese a que, nada más empezar el partido se le anulara un gol por
claro fuera de juego anterior de Federico Chiesa, resumía la impotencia de la
Juventus.
Fue entonces cuando Pirlo apostó por unos cambios. Dio paso a Federico
Bernardeschi, al estadounidense Weston McKennie y el sueco Dejan Kulusevski,
pero ya era demasiado tarde para evitar una dura derrota, que complica
notablemente sus ambiciones de retener por décimo año consecutivo el título.