Escribir esta columna, digamos que no fue fácil. Al escribirla pensé si realmente a estas alturas del año puedo venir y simplemente decir “¡Feliz Navidad!”, como si nada. Me queda muy claro que no es así. Por este mes, en 2019, jamás habría imaginado lo que se le venía al mundo entero. En ese momento, pasaba, probablemente, por una de las transiciones más importantes de mi vida. Aunque un tanto incierta, cruzaba los dedos y pensaba que todo iba a estar bien, y que solo era cuestión de enfocarme y seguir.
Para hacer un recuento de lo que nos ha sucedido, creo, no alcanzaría una columna; y pienso que necesitaré una más para darle cierre a este 2020. Sé que para muchos de ustedes no será nada fácil verlo así, porque probablemente han perdido mucho este año. Por el contrario, por momentos me da la impresión de que la burbuja de cristal de otros es lo suficientemente amplia como para olvidar que el mundo atraviesa una pandemia como no la había visto en las últimas décadas.
Quería que esta columna fuera una carta de agradecimiento a todas esas personas que hicieron que los meses de encierro fueran más tolerables. Pienso en los artistas, los poetas, los escritores, los músicos y mucha gente más que, con lo que hace, fueron como ese desconocido que te ayuda a levantarte ofreciéndote una mano luego de caer y dejar los dientes en el pavimento.
La columna es para agradecer a todos esos empresarios que fueron conscientes de la situación por la que pasamos. Por pensar que era momento para apoyarnos y no solo fijarse en su propia conveniencia, y lejos de cualquier hijueputismo, no se aprovecharon de la necesidad de sus trabajadores. A las personas que pensaron en sus inquilinos y encontraron la manera de facilitarles la vida, y no dejarlos sin un lugar para vivir. A todos los que se compadecen de quienes están en las calles con carteles y banderas blancas pidiendo un poco de ayuda para sobrevivir un día más. Y, por supuesto, mi enorme agradecimiento a todas esas personas que están ahora mismo en un hospital haciendo todo lo posible por salvar la vida de quienes siguen o ahora están siendo infectadas por el Covid-19.
Al terminar de escribir esto, reflexiono en que siempre sí puedo decirles a todos que deseo que tengan una Feliz Navidad. Espero que la vivan de una manera responsable y que, por esta vez, pensemos un poco más en los demás. Que por una sola vez podamos hacer a un lado nuestro hedonismo y esa necesidad tan extraña de convivios y centros comerciales, pensando en que todo está bien. Porque aún no lo está y, en las condiciones de este lugar, quién sabe cuándo lo estará. Lo que sí podemos hacer es que sea menos trágico. Los abrazos ya vendrán, de eso estoy seguro. De mi parte, va un abrazo a la distancia en un caluroso diciembre, seguramente causado por el cambio climático. Por eso, los antivacunas y terraplanistas son harina de otro costal. ¡Feliz Navidad!
Para escuchar: Christmas Card From A Hooker In Minneapolis, Neko Case.