Los directores Aitor Arregi, Jon Garaño y Joxemari Goenaga pensaban que este año “no les tocaba” que La Trinchera Infinita fuera seleccionada en la carrera por el Oscar, pero este 2020 tan raro aún les deparaba una sorpresa: la cinta se estrena ya en Netflix y la plataforma los apoyará a muerte.
“Qué subidón (euforia”, dijo Goenaga, tras conocer la decisión de los académicos españoles, porque, confiesa, “estábamos un poco negativos. Estamos supercontentos, y eso que suele ser a la tercera la vencida”, se ríe el coautor también de Handia, rodada en euskera, y preseleccionada en 2015 para los Oscar.
Goenaga aseguró que el recorrido que le espera a La Trinchera Infinita “es un misterio”,
El vasco sabe que se abre ahora un escenario nuevo, pero están esperanzados porque cuentan con el estreno, el 6 de noviembre, en EE. UU, en Netflix, y ellos “están con la vista puesta en apoyar la promoción y que la película llegue; esto va a ser imprescindible”, consideró.
Al margen de eso, es consciente de que hay que empezar todo el camino. “La incógnita es ver cómo se va a desarrollar todo, porque otros años te ibas para allá para hacer la promoción y estabas con los académicos; supongo que este año se hará todo a distancia, iremos viendo poco a poco. Lo bueno es que Netflix está ‘con el chip’ de que la película puede hacer ese camino y están dispuestos a ayudarnos”, añadió.
La Trinchera Infinita, protagonizada por Belén Cuesta y Antonio de la Torre, recorre 30 años de vida de un “topo”, un republicano que se escondió en su propia casa al comienzo de la Guerra Civil española y que pasó oculto, por miedo a ser asesinado, casi 40 años.
Aunque habla de la Guerra Civil, de la postguerra y de los años del franquismo, señala Goenaga, “hemos intentado hacer una alegoría bastante universal que aunque sea testimonio de algo que pasó en España, cualquier espectador pueda encontrar su identificación”.
“Hemos incidido mucho en el aspecto psicológico de esta situación y en ese sentido, entendemos que puede conectar con el espectador de allí”, y, en realidad, dadas las circunstancias por la pandemia, de cualquier parte del mundo.
Reconoce el director, productor y guionista que la película guarda una serie de paralelismos con la situación actual de reclusiones varias; cuenta que cuando en España se estrenó la cinta en plataformas en marzo “la gente hilvanaba La Trinchera Infinita con lo que estaba pasando, incluso nos llamaban para preguntarnos como si fuéramos expertos en confinamiento por haber hecho la película”.
“Lo que sí es coincidente es el miedo”, reflexiona. “Igual que en la situación que vivimos ahora, el miedo es el protagonista: el cómo vamos a salir de esto, cómo será el después, son evidentemente, elementos en común”.
Goenaga está convencido de que la vuelta a la normalidad no va a ser fácil, va a dejar huella y seguramente en aspectos que aún no somos capaces de predecir. “Todo este tiempo en esta situación va a afectar a nuestra psicología tanto como individuos como colectivo. Habrá que ir viendo poco a poco”, considera y, como en la cinta, confiar en que, al final del encierro espere la libertad.
*EFE