Depeche Mode no sería lo que es a nivel de magia y misterio de no ser por Anton Corbijn, algo así como su integrante en la sombra (el “tipo al fondo”, bromea él), tras casi 40 años ayudando a tejer el imaginario visual de esta banda británica de culto masivo, siempre desde un enfoque personal.
“Para fotografiar a una estrella de la música tienes que sentirte en el mismo plano que ellos y mirarlos como a un igual, directamente a los ojos. Si fotografías como un fan, no funcionará”, explica en una charla el hombre que ha convertido en habituales de su objetivo a otros artistas como Bruce Springsteen, Bob Dylan, The Rolling Stones, Tom Waits, Nirvana y The Killers.
Con el permiso de U2 (con los que trabajó en discos emblemáticos como The Joshua Tree y Achtung Baby), la relación más extensa y prolífica de su carrera la estableció con el trío formado por Martin Gore, Dave Gaham y Andrew Fletcher, como muestra el libro recién editado por Taschen, Depeche Mode By Anton Corbijn, algo así como una “historia oficial ilustrada” del grupo hasta nuestros días.
“Me siento muy honrado, está increíblemente impreso y es como un gran pedazo de mi vida que puedes poner encima de la mesa”, celebra ante un volumen del que solo se editarán 1 mil 986 copias y que presenta no menos de 500 fotografías, algunas de ellas inéditas, procedentes de los extensos archivos este fotógrafo y director de cine holandés.
La carrera de Corbijn comenzó “por accidente” en 1972 por su “gran amor a la música”. Acudió con la cámara de su padre a un concierto y, pese a su inexperiencia, algunas de esas imágenes terminaron publicándose. “Yo nunca había soñado con esto”, asegura.
Los siguientes 15 años los pasó retratando únicamente a estrellas musicales de perfil cada vez más internacional, sobre todo como fotógrafo de cabecera de la prestigiosa revista británica NME, que en 1981 le propuso captar para su portada a una joven banda llamada Depeche Mode, aunque las cosas no empezaron como uno podía esperar.
“Eran muy jóvenes y yo no tenía una impresión muy positiva. De hecho, su compañía de discos me preguntó varias veces a lo largo de esos años si estaría interesado en trabajar con ellos y yo decía que no”, confiesa Corbijn, quien como amante de Echo & The Bunnymen no congeniaba demasiado con el estilo tan pop que el grupo tenía entonces.
Difícil olvidar no obstante aquella portada. Gaham y compañía estaban grabando en un estudio que antiguamente era una iglesia y los llevó fuera, donde los hizo posar junto a un Jesucristo crucificado. “Es curioso porque muchas de sus canciones tratan precisamente sobre sexo y religión, pero no estaba al tanto”, rememora con humor.
Cinco años después, Depeche Mode había evolucionado notablemente hacia un estilo más provocador, melancólico y oscuro y buscaban una imagen acorde. Corbijn se unió a la banda para realizar el videoclip A Question of Time y desde entonces se convirtió en su director creativo “de facto”: se ocupa del diseño gráfico de sus portadas y escenografías, hace todas sus fotografías y ha dirigido 20 de sus videos.
“Me siento parte de Depeche Mode. Soy como el tipo al fondo, en la medida en que me he volcado en ellos visualmente, en pensar qué podemos hacer y qué puede llevarles siempre hacia delante; solo si miras mi cuenta corriente te darás cuenta de que no soy realmente uno de sus miembros”, apunta entre risas.
En esta edición de coleccionista que publica Taschen puede disfrutarse de retratos formales e informales tomados en lugares como Madrid, Hamburgo, el desierto de California, Praga y Marrakech (muchos realizados durante la grabación de videos emblemáticos como Enjoy el Silence y Personal Jesus), así como de multitud de imágenes espontáneas.
“Me gusta que mis imágenes tengan significado más allá de la música, que quien las vea diga: ‘No sé quién es el tipo que está ahí retratado, pero me transmite algo’. Para eso, huyo de copiar algo que ya está ahí. Es una trampa en la que es fácil caer, porque trabajo con gente muy conocida a la que han tomado ya muchísimas fotos. Para dar algo más suelo decir que hacen falta tres elementos: mostrar un poco de ti, un poco de la persona y algo nuevo”, explica.
Sus fotografías a menudo en blanco y negro (“al principio por puro pragmatismo y después por su capacidad para sacarte de esta realidad”) nadan entre el estilo documental que tanto se llevaba en los años 1970 y el dramatismo, sin demasiado equipo a rastras para generar intimidad y evitando ideas preconcebidas en favor de las posibilidades que ofrece en cada momento el entorno.
“Se trata más bien de responder a la pregunta: ¿qué puedo hacer aquí con este tipo?”, cuenta Corbijn, que ha fotografiado asimismo todos los conciertos de las giras de Depeche Mode desde 1988 (“Aunque no es lo que más me apasiona de mi trabajo”, concede en una apostilla final).
*EFE