En 2017 fue inaugurado el Primer Centro Carcelario de Rehabilitación y Reinserción Fraijanes 1, que funciona bajo el Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria, con el objetivo de crear programas y proyectos que ayudan a la readaptación social de mujeres privadas de libertad al momento de cumplir su condena.
Este nuevo modelo funciona bajo el régimen de Cero Ocio, programas de educación y capacitación constante, con el objetivo de brindar a las privadas de libertad la oportunidad de rehabilitarse y prepararlas para la reinserción en la sociedad, lo que contribuirá a bajar la tasa de reincidencia delictiva.
Según indicó Loyda Ester Pascual, subdirectora de Rehabilitación del Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria, el primer ingreso de privadas de libertad al centro Fraijanes 1 se registró el 4 de mayo de 2017.
Durante este tiempo se ha contado con el apoyo de instituciones como el Instituto Técnico de Capacitación y Productividad (Intecap) y la Unidad para la Prevención Comunitaria de la Violencia (UPCV), quienes se han encargado de impartir cursos de capacitación y fortalecimiento psicosocial.
Para Juan Carlos Corzo, director ejecutivo del Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria, la importancia de este nuevo modelo se basa en que este es un centro de oportunidades, donde las privadas de libertad aprenden a explotar sus capacidades y ponerlas en práctica, por medio de los procesos de rehabilitación que consisten en educación formal, educación técnica y actividades de arte y cultura. Durante esos tres años, 68 mujeres han formado parte de este proceso de rehabilitación y reinserción. De ellas, 36 han recuperado su libertad después de formar parte de este proyecto, que les ayuda a reencontrarse y tener una segunda oportunidad en la vida.
La educación formal que reciben es avalada por medio del Programa de Educación Alternativa Pronea, y se divide en 4 fases: etapa 1, de primero a cuarto primaria; etapa 2, quinto y sexto primaria; etapa 3, nivel básico; y etapa 4, bachillerato. Actualmente, en el Centro Fraijanes 1 permanecen recluidas 47 privadas de libertad, de estas 36 reciben educación formal en la etapa 1 y el resto ya han culminado sus estudios. Dentro de los cursos libres han recibido módulos de cocina, corte y confección, horticultura, inglés y computación, además de cursos de arte y cultura en donde reciben clases de teatro, danza, pintura y yoga, lo cual les ayuda a aprender a canalizar sus emociones y el stress.
“Al momento de recobrar su libertad, les entregamos un paquete con los diplomas de los cursos que han aprobado y se les apoya para que puedan certificarlos en Intecap”, indicó la Subdirectora de Rehabilitación.
En este proceso es muy importante el apoyo que se recibe por medio de UPCV, quienes imparten capacitación basada en valores y un programa de reincorporación a la sociedad, por medio de proyectos de vida, además del seguimiento que les dan al momento de recuperar su libertad, como parte del proceso de prevención terciaria. Uno de los logros de este Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria es que las mujeres que han pasado por este proceso no han reincidido en involucrarse en actos delictivos, uno de los principales objetivos del proyecto.
Según Corzo, la importancia de apoyar este nuevo modelo es que todas las internas, en algún momento, van a recuperar su libertad y hay que prepararlas para ese momento, rehabilitarlas y darles las capacitaciones y herramientas necesarias para que las puedan poner en práctica al momento de recuperar su derecho de libre locomoción.