Una de las anécdotas que más me agrada recordar de Juan Manuel Méndez, con quien compartí en las aulas de Ciencias de la Comunicación, durante la década de 1990, fue una mañana de clases de 1997, en la que sufría los efectos de un desvelo.
El día anterior, Mötley Crüe estrenó en MTV el video de Afraid, que reunió a los integrantes fundadores de la banda, después de varios años de peleas. El programa que incluyó este estreno se repitió durante la madrugada del siguiente día, así que, a falta de una videograbadora decente y de YouTube (que por supuesto, aún no era inventado), me quedé despierto para volverlo a disfrutar.
Durante la mañana del día del dolor de cabeza a causa del desvelo, entró en la clase Juan Manuel contándole a todo el que se le atravesaba en su camino, y con gran emoción: “Vi el nuevo video de los Crüe, está buenísimo, Vince Neil tiene el pelo colorado; tuve que quedarme despierto hasta la madrugada para volver a verlo”. Y, en ese momento, dejé de sentirme solo.
Juan Manuel es amante de la música y del cine. Es un tipo muy creativo y divertido. En esos años, era casi imposible no reír cuando uno conversaba con él, sobre todo durante las narraciones de sus experiencias. Una mundana refacción de galletas podía convertirla en una anécdota de risas para todos.
Sentí mucha alegría cuando me enteré que Juan Manuel viajó a Barcelona, a estudiar cine. “Espero que el mundo esté preparado para conocer las historias del Méndez”, pensé.
Después de la dirección de unos videoclips y un interesante cortometraje, el cineasta nacional presentó hace unos días su primer largometraje, El Apostolado, en el que nos muestra, con elementos muy guatemaltecos, lo ambigua que puede resultar la idea de manejar el bien y el mal en nuestras vidas.
El Apostolado nos invita a reflexionar sobre qué tan fácil, o difícil, resulta accionar como una “buena persona” y ayudar a los demás, en un país en donde muchas mujeres son acosadas sexualmente en sus trabajos y, por si no fuera suficiente, también dentro de un bus urbano, en el camino de regreso a sus casas.
Con imágenes acertadas, nos hace pensar: ¿Cuántas esculturas de santos o rosarios se deben exponer en casa para que los pecados sean perdonados, en vez de evaluarnos y, por lo menos, hacer el intento de no dañar a nuestros seres cercanos?
Conozco a muchas personas que, dentro de su universo de fe, experimentan penitencias de dolor y compromiso extremo. Ellos afirman que, con esta práctica, hacen desaparecer todo lo malo o dañino que practican durante el año. Y, al terminar la penitencia: borrón y cuenta nueva, y pasaje directo de regreso a la carretera del infierno, y no precisamente la de AC/DC.
A falta de la esperada reapertura de las salas de cine, El Apostolado puede verse online. El precio de la función virtual es de Q50, y podrá ser vista hasta el 1 de octubre. Te invito a que veas esta propuesta de cine guatemalteco en vimeo.com/ondemand/elapostoladofilm.