La actriz Regina King se puso detrás de las cámaras por primera vez para rodar One night in Miami, una “carta de amor” a los ases de las luchas sociales de los afroamericanos en EE. UU. presentada hoy en Venecia.
Esa es la intención que se esconde y, de hecho, se percibe, tras la película, presentada fuera de concurso como evento especial de la Mostra y que ha sido acogida con aplausos por la prensa.
La actriz, Oscar por su papel de reparto en If Beale Street Could Talk (2018), debuta en la dirección con esta cinta con la que homenajea a los “Vengadores negros”, como les definió el autor del guion y de la obra de teatro, Kemp Powers, por videoconferencia.
“Todos ellos fueron hermanos los unos para los otros, hombres que fueron juzgados solo por el color de su piel”, apuntó King. La película transcurre en la noche del 25 de febrero de 1965, en el momento en el que un jovencísimo Cassius Clay, en poco tiempo Mohammed Alí, batía sobre el ring a Sonny Liston y se alzaba con el título de campeón de los pesos pesados en la capital de Florida.
Era un motivo de fiesta y para ello One Night in Miami imagina el encuentro de cuatro amigos reales: Clay (Eli Goree), el activista Malcolm X (Kingsley Ben-Adir), el cantante Samuel Cook (Leslie Odom Jr.) y la estrella del futbol americano Jim Brown (Aldis Hodge).
Como telón de fondo constan las leyes de la segregación racial y los orígenes de las luchas sociales iniciadas precisamente por estas cuatro “luminarias” de la comunidad afroamericana del país.
La directora consideró una casualidad que la película llegue en un momento álgido en las protestas de su comunidad pues, insistió, la cuestión de la igualdad está sobre la mesa desde hace décadas.
“Uno de los motivos por los que la mayor parte de nosotros nos sumamos a One night in Miami fue porque una historia para los negros de EE. UU. es un debate que lamentablemente se repite desde los últimos 60 años”.
Pero la idea de Powers y de Regina King no ha sido esculpir un nuevo Monte Rushmore negro ni caer en hagiografías, pues estos “héroes” no esconden en la obra sus propias inseguridades.
Malcolm X, asesinado poco después, en 1965, protege a su familia de sus hostigadores; Cook enfrenta el rechazo de las salas de música de blancos en las que actúa; Brown tuvo miedo al empezar una carrera de actor y el propio Clay/Alí zozobró en su conversión al islam.
Fueron personalidades que dieron un espaldarazo decidido a la lucha por los derechos pero que también ayudar a la propia comunidad negra a limar sus propios prejuicios.
Goore, que interpreta al mítico boxeador, confesó que su madre vio ayer la película y que al final rompió a llorar. En su juventud asistía fascinada a la belleza de Mohammed Ali y que este hecho le hizo comprender que ella misma también podía ser guapa, explicó.
“Cambió los paradigmas de mi madre, todos estos hombres aumentaron la autoestima de los afroamericanos”, celebró.
En este sentido el reparto expresó su confianza en que esta cinta contribuya a “empujar por el cambio”, sobre todo cuando faltan un par de meses para las elecciones de EE. UU.
*EFE