En la jornada de clausura de cualquier certamen cinematográfico, lo habitual es hablar de las películas que acapararon más premios en el palmarés, pero en esta edición tan especial del Festival de Málaga el gran triunfador fue el cine.
En las actuales circunstancias, hace pocas semanas parecía imposible celebrar uno de los mayores festivales de España, tras su aplazamiento en marzo por el coronavirus, pero unos estrictos protocolos de seguridad sanitaria permitieron cumplir el objetivo marcado por sus responsables, demostrar que el cine es un lugar seguro.
Casi todos los que pasaron en la gala de clausura por el escenario del Teatro Cervantes para recibir o entregar premios, y también los que enviaron videos desde sus respectivos países, coincidieron en destacar la valentía y el arrojo del Festival de Cine en Español por su empeño en celebrarse.
La gala de anoche no tuvo los besos y abrazos de otros años, pero sí con mascarillas sobre el rostro de todos los intervinientes, que solo se las quitaban para dirigirse el público.
Las Biznagas no fueron entregadas en mano, sino que fueron recogidos por cada uno de los premiados tras ser colocadas en un atril que era desinfectado después de cada intervención.
Pero también hubo dos películas triunfadoras con aspectos en común, como el hecho de ser ambas la ópera prima de sus directores, de estar centradas en la adolescencia y de contar con elementos autobiográficos.
Una de ellas, Biznaga de Oro a la mejor película española, Las niñas, de Pilar Palomero, quien la quiso compartir con las seis niñas protagonistas “que hicieron que en el rodaje todos fuéramos niños”, dijo la directora, y con otra integrante del reparto, Natalia de Molina.
La otra Biznaga de Oro, ésta para el mejor largometraje iberoamericano, fue para la producción mexicana Blanco de verano, de Rodrigo Ruiz Patterson, quien en un video enviado desde su país expresó su “gran emoción” por ver reconocida “una película tan personal, de corte tan existencialista”, que trata “lo complejas y hermosas que son las relaciones humanas”.
Entre quienes también pudieron recoger personalmente su premio estaba Kiti Mánver, mejor actriz (ex aequo con la brasileña Regina Casé) por El inconveniente, que se lo dedicó a la otra protagonista de esta “historia de sororidad”, Juana Acosta.
El inconveniente logró asimismo el premio del público, y su director, Bernabé Rico, aseguró que es una película “que necesita ver la gente, porque quiere esperanza y optimismo”, y es una historia “esperanzadora y optimista, que habla de vivir el presente, el día a día”.
Como mejor actor, el argentino Alberto Ammann, que lo recibió ex aequo con su compañero de reparto, Pablo Echarri, por El silencio del cazador. El intérprete resaltó sobre el escenario que el Festival de Málaga no solo forma parte de su vida profesional, sino también de la personal, porque hace 10 años aquí empezó su “historia de amor” con Clara Méndez-Leite.
Nathalie Poza, mejor actriz de reparto por La boda de Rosa, de Icíar Bollaín, dio las gracias al público “que está entrando de nuevo en los cines y los teatros” y dedicó su premio a su familia ficticia en esta película.
La gala de clausura no pudo terminar con la tradicional foto de familia de los premiados sobre el escenario, donde habría sido imposible guardar la distancia interpersonal, aunque se proyectó dicha imagen, que antes había sido captada en la escalinata del Gran Hotel Miramar de Málaga.
Superada esta prueba de celebrarse este año de forma segura, el Festival de Cine en Español de Málaga ya marcó una nueva fecha en el calendario: el 4 de junio de 2021, cuando inaugurará su 24 edición.
*EFE