No importan las condiciones, solo la pasión por jugar futbol.
El futbol es como un idioma universal que existe hasta en los lugares más remotos del planeta, como en las Islas Sorlingas, un archipiélago considerado parte de Inglaterra, donde se juega la Liga más pequeña del mundo.
La cita es cada domingo, a partir de las 10:30, con los únicos 2 equipos existentes: Garrison Gunners y Woolpack Wanderers, los cuales son suficientes para conformar esta Liga que es parte de la Federación Inglesa de Futbol y que aparece registrada en el Libro Guinness de los Récords.
Cualquiera podría pensar que no se compara con las competiciones más poderosas del mundo, como la Bundesliga, la Premier, LaLiga, la Serie A o la Ligue 1, pero vaya que sí, y quizá no en presupuesto para fichajes o trofeos, pero sí en pasión y unión, la verdadera esencia de este deporte.
No necesitan de miles de hectáreas para hacer rodar la pelota, ya que tan solo 6 kilómetros cuadrados de superficie les basta para desarrollar sus actividades y, de paso, convocar a todos los isleños y ponerlos también a gritar, con gambetas, remates, atajadas y una que otra falta.
Además del campeonato liguero, en el que ambos equipos se enfrentan 18 veces cada temporada, también hay dos trofeos coperos: Wholesalers y Foredeck Cup y, por si fuera poco, el segundo día de Navidad, en el tradicional Boxing Day, se disputa el Old Men Game.
Gol de chilena
En uno de los partidos disputados, Andrew Hicks vivió uno de sus mejores momentos como futbolista ya que, a pesar de que los veteranos cayeron 7-1 contra los jóvenes, él fue el autor del único gol de su equipo.
“Fue de chilena, como la de Cristiano Ronaldo contra la Juventus de Turín en la Liga de Campeones”, relata Hicks, quien nada tiene que envidiar a los astros del balompié, puesto que en 15 años y en aproximadamente 150 partidos ha marcado no menos de 160 goles.
Si alguien se pregunta si ver jugar a menudo a los 2 únicos equipos no es aburrido, el mismo Hicks, además secretario de la Liga, responde: “Lo aburrido es estar sin futbol”, algo que se creía imposible pero, con la crisis sanitaria por el Covid-19, sucedió.
La logística y organización están a la altura: antes del comienzo de cada temporada, todos se reúnen y nombran a los dos capitanes, para que estos conformen sus respectivas plantillas, en un proceso similar al conocido draft de la NBA, para que así, cada año, los equipos se entremezclen.
Y, claro, sueñan con llevar su juego a otro nivel. No obstante, para lograrlo necesitan encontrar más futbolistas, ya que por la dificultad que representa desplazarse entre las islas, no es viable organizar una competición con equipos ajenos a las mismas.
Las condiciones meteorológicas, con fuertes tormentas y nieblas frecuentes, imposibilitan horarios fiables de salida y de llegada, por lo que deben disponer de los jugadores de entre los apenas dos mil habitantes de Saint Mary.