Cada 25 de junio se celebra en nuestro país el Día del Maestro. Esta vez la conmemoración será distinta a todos los años. No habrá bullicio en las aulas ni actos especiales. Mucho menos abrazos ni muestras efusivas de cariño por parte de los alumnos a sus mentores. La suspensión de clases presenciales para evitar contagios de Covid-19 ha cambiado la rutina, pero no el aprecio y el reconocimiento que merece todo el gremio magisterial.
Ser maestro es un oficio que no muchas personas pueden desempeñar. Requiere de una gran dedicación y amplios conocimientos, además de paciencia, lo cual se resume en una sola palabra: vocación.
Esa entrega se ha patentizado en estos meses desde la suspensión de clases en los salones de los centros educativos en todo el país. Hay cientos de historias de maestros que han continuado llevando el conocimiento a sus pupilos: quienes pueden, en su automóvil; otros en bicicleta y algunos a pie, recorriendo varios kilómetros.
También vale reconocer el trabajo que realizan los docentes que continúan dando clases a distancia, utilizando la tecnología para llegar a los niños y jóvenes de manera virtual.
En este fotorreportaje presentamos los testimonios de seis mentores que nos cuentan sus experiencias y el amor que sienten por lo que hacen: formar a las futuras generaciones.
Floridalma Robles
Es directora de la Escuela Oficial de Párvulos “Ovidio Decroly” de la ciudad de Guatemala. Desde que tenía 7 años de edad le llamó la atención ser maestra. Ya lleva 20 años impartiendo clases. Cuenta que entre las experiencias que le dan más satisfacción es trasladar valores a los infantes. “Uno se alimenta de la espontaneidad de los niños y ese es un motor para seguir adelante”, explica. La escuela cuenta con 252 estudiantes. El lema es: “¿A que venimos a la escuela?, a hacer amigos”, gritan todos al unísono.
Dinorah de Juárez
Imparte clases en preparatoria. Manifiesta que el cariño de sus 42 niños estudiantes es muy grato. Todos tienen habilidades y destrezas distintas, pero muy valiosas. “Hay que aprovechar eso en beneficio de su crecimiento”, afirma. “Deseo que todos mis alumnos estén bien. Les agradezco a ellos y a sus padres por el apoyo brindado en la realización de las tareas. Es difícil pero no complicado. Nos ven en video a través de WhatsApp, y es importante no perder la comunicación. Pronto nos volveremos a encontrar”, expresa.
María Mercedes Viñals
Sus alumnos cursan el kinder y recuerda que su deseo de ser maestra surgió por influencia de su madre, ya que ella también es docente. A menudo la acompañaba a la escuela y le atrajo la vocación de impartir clases. “Muchos alumnos tienen dificultades en sus casas y en la escuela cambian su ambiente, por ello es importante el magisterio. Es una gran responsabilidad atenderlos, y ayudarles es maravilloso. Las clases en línea se trabajan con planificación, los padres responden de manera inmediata enviando tareas hermosas”, manifiesta con orgullo.
Guillermo Orellana
Imparte el curso de Educación Física en varios niveles educativos. Su motivación siempre fue el deporte. “Vengo de una comunidad de escasos recursos y las actividades deportivas me alejaron de muchas cosas negativas. Me ayudó a pensar en otras posibilidades. Hay otro tipo de actividades que pueden relajar y hacer sentir bien. El ejercicio ayuda a aclarar las ideas”, afirma. Orellana explicó que trabaja mediante la plataforma YouTube, compartiendo videos a las maestras para que los envíen a los alumnos, uno por semana, tratando que los niños se diviertan en su clase.
Gerber Ramírez
Es maestro de 5o primaria en la Escuela José María Castilla. Recuerda que su padre le compró una pizarra desde pequeño cuando cursaba tercero básico. Optó a una prueba vocacional y el resultado le marcó Magisterio. Para él fue una confirmación de su vocación y finalizó sus estudios en esa carrera. La actual pandemia, a su criterio, detuvo por un momento las clases, pero ha tenido respuestas positivas por parte de los padres de familia al momento de realizar los trabajos desde casa. “Cada niño es un mundo y el maestro apoya en todo momento al estudiante”, expresa.
Juan Carlos Chacón
Imparte clases en primero primaria y recuerda que creció entre pupitres y aulas, pues su familia también forma parte del magisterio. “El alumno asocia al maestro como un familiar, y llega a formar parte del ambiente social del estudiante”, asegura. “Tengo exalumnos graduandos de la universidad como doctores. Llevo 16 años ejerciendo la carrera. Ahora tengo 36 niños, de ellos 28 reciben la clase virtual; los restantes, conozco sus casas y les paso los cuadernos con los ejercicios y tareas ya puestos en los mismos”, cuenta con satisfacción.