Andrea Cardona disfruta de una nueva etapa y la ambición de nuevos retos.
La montañista guatemalteca Andrea Melissa Cardona Morfin celebró el viernes su cumpleaños 38, como se ha vuelto costumbre en tiempos de la pandemia, con una celebración virtual por medio de la plataforma Zoom.
Cardona, quien hace 9 meses se convirtió en madre y alcanzó una nueva cumbre de la vida, celebra este año el décimo aniversario de su llegada a la cima del monte Everest, convirtiéndose en la primera mujer centroamericana en lograr tal hazaña.
“Este aniversario significa mucho para mí, porque si analizamos mi pasado, yo ni siquiera era atleta, soy friolenta, era asmática y esa meta parecía tan lejana, y haber pasado por el proceso de entrenamiento de tres años para hacer el intento de llegar a la cumbre y con la estadística adversa que dice que solo una de cada tres personas lo logra. Además, yo vine a Guatemala a presentar el proyecto y pensé que me iban a recibir con fiesta y encontré lo contrario”, recordó Cardona.
“Enfrenté una realidad de desigualdad de género, que nunca imaginé, porque yo pensaba que por ser mujer y que sería la primera de la región en plasmar mi nombre, el apoyo sería incondicional. Peor el esfuerzo físico que requiere hace pensar que quien lo intente debe ser alguien de gran fortaleza, y yo no me veía así y hubo duda en las personas. Incluso me topé con estos problemas en los distintos grupos en los que quise entrar para formar expediciones”, agregó, y que el ser guatemalteca era una barrera adicional.
Reflexión
“Lo importante es que cuando tengamos una cumbre en cualquier ámbito, nos propongamos alcanzarla y vencerla. Cada año hemos celebrado el 23 de mayo en casa, con alguna comida de Nepal o con nieve. Mi esposo es muy especial para celebrarme esta fecha, lamentablemente este año no pudimos reunirnos y él convocó a una llamada de Zoom y cada uno compartió lo que hacía mientras yo iba camino a la cima. No parece que hubieran pasado 10 años, para mí es como si solo hubiera pasado uno”, cuenta la montañista.
“En estos tiempos todos los planes de salir a los volcanes, salir a correr o planear la próxima expedición se han limitado, pero me ha sorprendido gratamente que han implementado el ascenso al Everest de forma virtual. Refirió sobre el cambio que ha causado el coronavirus en el ritmo de vida de las personas.
“Este es un momento valioso para reflexionar cómo visualizamos el mundo, pero sobre todo cómo nos vemos a nosotros mismos después de la pandemia.
¿Qué habilidades necesitamos para adaptarnos? Es como subir una montaña, hay que trazar un plan y estar listos para ejecutarlo”, recomendó.
“La maternidad es el evento que más ha transformado mi vida. El amor que se experimenta es único. Mi bebé, Kiara, cumplió 9 meses y es muy especial, porque yo pensaba que no iba a poder combinar el hecho de ser madre y deportista extrema y pensaba que no era compatible. Entonces conocí a Pedro, quien hoy es mi esposo, en un encuentro inesperado y todo se dio muy fluido. Después el embarazo fue difícil, porque la primera recomendación fue que no hiciera ejercicio y no subiera volcanes, así que me tocó adaptarme”, manifestó la atleta.
“Mis papás me llevaban a acampar y me inculcaron el amor por la naturaleza, y espero yo hacer lo mismo con mi hija. Aunque ella será quien escoja lo que le guste practicar conforme vaya creciendo”, añadió.
Andrea, quien ostenta marcas como haber conseguido subir a las siete cumbres más altas de todos los continentes y haber alcanzado los polos del planeta, todavía tiene algunas cumbres que perseguir y cuando todo vuelva a la normalidad buscará ascender al Ojos del Salado en Chile, el Alpamayo en Perú y llevar a su hija al campamento base del Everest.