Aunque desde el inicio de la emergencia médicos, enfermeras, policías, militares y bomberos han estado en la primera línea de trabajo y se han ganado el reconocimiento público, hoy es oportuno ofrecer un homenaje a representantes de estos sectores, como un tributo a su heroísmo, empatía y sacrificio.
Son muchos los héroes que, desde el anonimato, han hecho valer su vocación de servicio, aún a costa de su integridad y la de sus familias. Son muchas las horas y angustias, pero siguen ahí, consolando, socorriendo y velando por la tranquilidad de los guatemaltecos.
Esta es la historia no escrita de la pandemia, narrada por sus protagonistas, como un reconocimiento al trabajo valioso y silencioso de nuestros héroes.
Vinicio Rodríguez, oficial de la PNC 47 años y 22 de servicio
Como jefe de la Comisaría 11, estación 2.47, le toca dirigir operativos en la zona 3 capitalina, para verificar que la población cumpla con las disposiciones presidenciales que buscan combatir el Covid-19.
“Siempre se siente uno en riesgo de contraer la enfermedad, pero es parte del trabajo. Estamos para hacer cumplir la ley y lo hacemos con orgullo. En una ocasión me tocó llevar al hospital a una mujer embarazada que estaba a punto de dar a luz. Ella vive en la colonia La Ruedita, por el Periférico; era medianoche, ya estaba en vigencia el toque de queda y llamaron al 110 diciendo que una mujer estaba por dar a luz. Me llamaron para atender la emergencia porque estábamos cerca y la llevamos a tiempo al hospital”.
Dr. Camilo Molina, epidemiólogo del San Juan de Dios 55 años y 28 de ejercicio profesional
Es el jefe del departamento de epidemiología del Hospital General San Juan de Dios. Una de sus funciones es hacer isopados a sospechosos de Covid-19. De joven quiso ser ingeniero mecánico, pero al final le ganó su deseo de ayudar a las personas a través de la medicina.
“Cuando elegí esta profesión pensé: voy a luchar por los humanos y apoyar al prójimo con mi conocimiento. Es el momento de apoyar a mí país y como humano me toca luchar por mis hermanos. No puedo olvidar a un paciente que llegó buscando nuestra ayuda y al ser evaluado perdió el conocimiento porque tenía muy poca oxigenación. Se puso grave, fue ingresado al hospital, y luego de algún tiempo se recuperó. Esa es la mayor realización como profesional que uno puede tener”.
José Cárdenas, sargento primero 24 años y 3 de servicio militar
Apoyó en la construcción del hospital temporal del Parque de la Industria y también a embalar y entregar cajas de alimentos a familias pobres. Actualmente realiza patrullajes para resguardar infraestructura crítica (puentes, carreteras y otros) durante la emergencia sanitaria.
“Lo que más me gusta es apoyar a la población y serle útil a mí país. Mi familia no deja de preocuparse, pero ellos saben que estoy sirviendo a la nación y se sienten orgullosos. Cuando entregué las cajas con alimentos vi mucho agradecimiento en los rostros de las personas de la tercera edad. Los niños salían corriendo a abrazarme, aunque tenía que mantener la distancia debido a las medidas de seguridad sanitaria. Es una de las misiones más importantes que he tenido”.
Brenda Luch, licenciada en enfermería 39 años y 20 de ejercicio
Trabaja en el hospital temporal del Parque de la Industria y tiene a su cargo un equipo de 182 personas, entre licenciados y técnicos en enfermería y auxiliares de enfermería y de hospital. Ellos se encargan del cuidado directo de pacientes y los apoyan en la higiene personal e, incluso, velan por su estado emocional.
“Uno se siente satisfecho de ayudar y cumplir ese mandato divino de cuidar al hermano necesitado. Sabemos que estamos expuestos, y más quienes estamos aquí adentro. Hay pacientes que al salir del hospital manifiestan su gratitud. Ellos nos recuerdan qué bien se siente respirar allá afuera y sentir, directamente, los rayos del sol. Esas son cosas que a veces uno no valora. Cuando uno ve eso dice: de veras que soy afortunado”.
Rudy de León, piloto de ambulancia 36 años y 16 años de ser bombero voluntario
De 15 traslados de casos sospechosos de Covid-19 que había hecho la estación Central de los Bomberos Voluntarios, él había participado en nueve.
“Siempre me ha gustado ayudar al prójimo de manera desinteresada. A las personas sospechosas de coronavirus se les ve el miedo y me siento impotente al verlas así, trato de darles ánimo. En una ocasión trasladaba a un enfermo con las luces de la sirena encendidas y un señor que iba en un vehículo me alegó porque creyó que las llevaba encendidas sin que hubiera necesidad. Cuando llegamos al IGSS de la zona 9 y bajamos al enfermo, el piloto que nos había insultado estaba ahí; se acercó a pedirnos disculpas”.
José Yancos, piloto de ambulancia 31 años y 14 de ser bombero municipal
Desde que era menor de edad quería ser bombero y emular a un tío, cuenta. Hoy tiene cinco años de ser piloto de unidades de emergencia y le ha tocado trasladar a los hospitales públicos a guatemaltecos que presentan síntomas de coronavirus.
“Desde niño quería ser bombero. He trasladado casos sospechosos de coronavirus. He visto el dolor y la necesidad de la gente de llegar al hospital. Trato de darles consuelo para sobrellevar la enfermedad. He visto a personas tranquilas y las motivo a seguir así. A todas estas personas se les traslada solas, da tristeza que no los pueda acompañar su familia. Mi familia me dice que tenga cuidado y que me proteja y esos consejos marcan mi actividad”.