La vuelta a la competición del Bayer Leverkusen reafirmó la figura de Kai Havertz, la diferencia con dos testarazos y dos goles entre el triunfo de su equipo, que insiste en la Liga de Campeones, y la derrota del Werder Bremen, que sigue en su particular estado de alarma: penúltimo, en descenso y con diez derrotas en sus últimos doce duelos (1-4).
Fue el cierre de la primera jornada de la nueva normalidad de la Bundesliga. De los partidos a puerta cerrada; los estadios vacíos; las distancias impensables no hace mucho en la celebración de los goles; las designaciones de los árbitros el mismo día del encuentro -antes se hacía con dos días de antelación- por la dos pruebas del covid-19 a las que se someten cada semana, una de ellas la jornada previa al partido.
Además, se militó a 300 personas en el estadio; la salida al campo con distancia; los cinco cambios; las mascarillas de los suplentes, separados por tres asientos entre unos y otros y en las gradas, no en los banquillos; las voces perceptibles sobre el terreno de juego. Alemania – EFE