Por: Beatriz Pascual Macías
El legendario músico Little Richard, quien se proclamó así mismo el arquitecto del rock and roll y encarnó el lado más salvaje e impredecible de dicho género, murió ayer a los 87 años en EE. UU. Su hijo, Danny Penniman, confirmó a la revista Rolling Stone el fallecimiento de su padre, pero no desveló cuál fue la causa.
Nacido en 1935, en Macon (Georgia), Little Richard fue uno de los primeros artistas afroamericanos de EE. UU. que supo combinar con éxito la música góspel y el rythm and blues, con los sonidos pop. El resultado fue un tipo nuevo de rock and roll, más salvaje, impredecible y enérgico, en que el músico golpeaba el piano con fuerza mientras los gritos de su voz áspera daban forma a las melodías.
Fue el creador de auténticos himnos como Good Golly, Miss Molly, Long Tall Sally, Rip It Up, Lucille y será para siempre recordado por su grito de guerra “A-wop-bop-a-loo-bop-a-wop-bam-boom”, una de las líneas de Tutti Frutti, su canción más famosa.
Compartió generación con otros padres del rock como Chuck Berry, Fats Domino, Ray Charles y Jerry Lee Lewis, e inspiró a otras estrellas de la época, como a Elvis Presley que interpretó algunas de las canciones compuestas por Little Richard, como Long Tall Sally.
Little Richard fue el primer artista afroamericano que sonó en las radios comerciales de EE.UU., y con no menos de 30 millones de discos vendidos en todo el mundo, su influencia se extendió a músicos tan importantes como Mick Jagger, Paul McCartney, James Brown, Otis Redding, Buddy Holly, David Bowie, Quincy Jones y Rod Stewart.
Su influencia estética también es incalculable. Desde el principio, rompió con la imagen de “macho” que dominaba en esos días el rock and roll, y se materializó sobre los escenarios con los ojos pintados, maquillaje brillante y vestido con colores vivos, una apariencia que luego inspiraría a Prince. Años después, en varias ocasiones, Little Richard bromeó diciendo que, si bien Presley era el “rey”, él era la “reina”.
Se describió a sí mismo como gay, bisexual y omnisexual, al mismo tiempo que reconoció que había explorado el voyerismo. La vida de Little Richard también estuvo marcada por problemas de abusos de drogas y una relación muy fuerte con la religión, que lo llevó en varias ocasiones a retirarse temporalmente del mundo de la música.