Muchas personas que me conocen saben que soy un ser nostálgico. El hecho de que mi carpeta de música “Viejitas” sea la que más he escuchado durante los últimos 15 años lo explica de manera perfecta.
Así que, cuando hace poco me topé con el filme Jay and Silent Bob Reboot (2019) me llené de alegría de volver a ver a estos viejos amigos que tantas risas me habían dado durante seis películas y algunas caricaturas. Pero, vamos a ver, desde el principio se sabía que esta obra no sería tradicional.
Querido por muchos y odiado, con aroma a azufre, por otros, Kevin Smith ha llegado a un punto en el que puede hacer lo que se le dé la gana. Director, guionista, actor, conductor de televisión, podcaster e influencer de los cómics, este señor ya demostró que puede destacar en todos estos oficios, muy a su estilo.
Así que, bastaba ver en redes sociales sus publicaciones acerca del rodaje del filme para darnos cuenta de que Jay and Silent Bob Reboot sería un churro, más bien, un churrazo. Pero hay una razón de peso para esto: Smith no quería filmar una película tradicional, más bien deseaba festejar que estaba vivo, con una cinta en la que actuaran todos sus amigos (y su hija).
Esta película nace del corazón quebrado de Smith, casi literalmente. A principios de 2018 sobrevivió a un ataque cardiaco. Para celebrarlo decidió producir, un año después, Jay and Silent Bob Reboot, filme que está topado de cameos. Durante el período de filmación subía fotos a Instagram de los actores y amigos que arribaban al set, y si llegaba alguien más a última hora, pues Smith se “fumaba” algunas líneas para incluirlo. Vamos, a Ben Affleck le escribió una escena completa cuando ya había finalizado el rodaje.
Además, el tercer acto se basaba en unas escenas con Stan Lee, el gigante de Marvel, pero su muerte obligó a que se reescribiera toda esa parte.
Así que, casi en forma de collage, en esta obra vemos a personajes del View Askewniverse regresando a la pantalla grande. Recordé lo maravilloso que fue ver la independiente Clerks (con un par de cigarros de intermedio), lo abrumado que me sentí al ver Chasing Amy (vistiendo mi camisa de franela), la tonta controversia de Dogma, la manera en que me conquistó Rosario Dawson en Clerks II y todas las carcajadas de Mallrats y Jay and Silent Bob Strikes Back.
Como lo mencioné, más que una película, esto es una alocada fiesta. ¿Me sacó risas? Sí, muchas, aunque creo que hubo demasiados dick jokes. ¿Lo mejor del filme? Además de las caricias nostálgicas, destacó la actuación de Harley Quinn Smith (más cuando se olvida de que es la hija del director).
¿La recomiendo? Solamente si incluyo esta advertencia previa. Así que, damas y caballeros amantes de la nostalgia, encendamos nuestro puro de nostalgia, y digamos juntos: ¡Snoochie Boochie!
Por: David Lepe.