No es la primera vez que Pearl Jam expone su punto de vista frente al correr de los tiempos. Pearl Jam, o el disco del aguacate, de 2006, era contra George W. Bush y su guerra a favor del miedo. Gigaton, estrenado el viernes pasado, escupe contra el envenenamiento de desinformación de Donald Trump y sus fake news.
Al contrario del álbum de 2006, que era melódico y nostálgico, esta nueva placa invita a la reacción urgente con grandes riffs y rock potente, aunque de pronto no cuaje del todo. Con Gigaton, la banda invoca una reconexión luego del sucio divisionismo político del partido paquidermo para recuperar la vida y tener sensatez para vivirla, con poco esfuerzo musical.
El disco se inicia con Who Ever Said, que habla de despertar y de golpe de enmendar errores, de venganza y de sentir la satisfacción de la reconquista. Superblood Wolfmoon hace referencia a un hecho en que la Luna está más cerca de la Tierra. En la estrategia de márquetin, el grupo invitaba a escuchar este sencillo apuntando el celular a la Luna. Es, en sí, una manera de reconectar. Ser lobos es una forma de recobrar la fuerza para continuar, y nada mejor que con un aullido a la Luna para llamar a la manada.
Dance of the Clairvoyants es un exorcismo de oraciones y mantras para recuperar nuestra rebeldía. Es difícil presentar una frase porque se descontextualiza el concepto de la canción. Quick Escape es una salida fuera de la realidad-Trump: “To find a place Trump hadn’t fucked up yet /Living life on the back porch/ Lifting rocks to make a wage.”
Alright es una plegaria a la tranquilidad, a encontrar el balance y a reconocer nuestros sentimientos negativos y valorar lo que nos hace brillar: “If you tire of the game /Hit the road towards the clouds / Find your groove in the sound /Keep it for yourself.”
Seven o’Clock es un nuevo comienzo. Es una hora mágica y lúcida para iniciar y dejarse deslumbrar por un mundo que es nuestro y no del que tiene dinero. “Then you got Sitting Bullshit as our sitting president /Oh, talking to his mirror, what’s he say, what’s it say back?/ A tragedy of errors, who’ll be the last to have a laugh?”. Solo presenté una línea, pero la canción tiene mucho positivismo y corazón. Es mi preferida.
Never Destination es el caos a favor del cambio. El ritmo es potente y la voz de Eddie Vedder explota en ferocidad. Take The Long Way es trepidante, con una letra que apuesta por la reivindicación. Es la hora, y la verdad aparecerá.
Buckle Up es una balada bonita sin ningún rumbo, pero allí está. Luego sigue Comes Then Goes sobre reencontrar el rumbo y reconocer las heridas que, aunque vengan y duelan, son parte de crecer. “Divisions came and troubles multiplied /Incisions made by scalpel blades of time”. Retrograde tiene una gran letra acerca de la reivindicación. “The more mistakes, the more resolve /It’s gonna take much more than ordinary love / To lift this up”. Termina con River Cross, otra balada sobre un nuevo comienzo, y creer en uno y en todos.
Gigaton es un disco con buenas letras, y aunque su concepto transmite madurez, eso no se traduce en su música, que suena descafeinada. Pudo ser el cambio de productor porque no es el de cabecera, Brendan O’Brien. No es tan pálido como Lightning Bolt, pero no conquista ni encanta como Backspacer, Ten, Yield y Binaural. Está y no.