A pesar de una menor afluencia de compradores por la crisis del coronavirus, la Central de Abasto de la Ciudad de México, considerado el mercado de alimentos más grande del mundo, trabaja sin descanso y con dispares precauciones sanitarias para alimentar a millones de personas durante la pandemia.
“No vamos a parar. Así la contingencia sea muy complicada, el suministro de alimentos está garantizado tanto por parte de los campesinos como de la Central de Abasto”, aseguró ayer a Efe Pedro Torres, presidente de la Unión de Comerciantes de la Central, uno de los vendedores al mayoreo. EFE