En el Día Internacional del Teatro, seis intérpretes guatemaltecos recuerdan su primera vez sobre el escenario.
Transformarse en alguien más, dar voz a historias que han estado silenciadas y hacer que el espectador se cuestione, son algunas de las cosas que más disfrutan los actores al subir a un escenario. Hoy, cuando se conmemora el Día Internacional del Teatro, seis intérpretes guatemaltecos recuerdan su primer encuentro con las tablas; ese que, sin duda, marcó el inicio de su pasión.
María Teresa Martínez
Este mes, la actriz María Teresa Martínez celebró 76 años de dedicarse al teatro. La primera vez que sus pies pisaron un escenario tenía 7 años, en la obra El monje blanco. “Necesitaban un niño que hiciera de Mayolín, pero como no había, me pidieron que lo interpretara. Yo aún no sabía leer, y era una pieza en verso español, así que mi papá, Alberto Martínez, me ayudó a aprender y a ensayar mi papel”, recuerda.
Luiz Tuchán
El encuentro de Luiz Tuchán con el teatro fue a los siete años, pues en las obras escolares siempre lo escogían para ser El Principito o uno de Los Tres Cochinitos. Ahora, su primera experiencia como parte de la Compañía Nacional de Teatro de Bellas Artes fue en Doña Beatriz, La Sin Ventura. “Era un sueño presentarse al lado de actores como Consuelo Miranda, Carlos Mencos o Norma Padilla. Mi papel era pequeño, pero me sentía como el ganador de la lotería”.
Patricia Orantes
A Patricia Orantes, el amor por el teatro le llegó a los 16 años: “La obra era Me casé con mi suegra. Recuerdo que mi corazón estaba acelerado y sentía cómo me fluía la sangre por todo el cuerpo. En escena me esperaban mis compañeros con ojos de bienvenida”. Orantes dice que lo que más la llamó al escenario fue estar cerca de personas entregadas, como Hugo Carrillo, Rubén Morales Monroy y Manuel Corleto.
Guillermo Monsanto
Guillermo Monsanto siempre anheló el teatro, pero en 1982 finalmente debutó en Hello, Dolly!, un musical dirigido por Alma Monsanto: “Me subí al escenario sin saber que nunca más me bajaría”. Su papel fue el de Cornelius Hackl, el cual requería de canto, baile y mucha entrega. “Actuar es mi vida. Podré dejar las artes visuales, pero no las escénicas”, finaliza.
Ligia Sandoval
La primera memoria que Ligia Sandoval tiene frente a un público fue durante un curso de vacaciones de teatro con Alma Monsanto. “Me escogieron para hacer a un policía de La niña de los fósforos. Me costaba mucho mi entrada, pero en la presentación final la hice bien”, asegura la actriz, productora y directora de combates escénicos.
Diego Argueta
El actor Diego Argueta ofreció su primera interpretación dentro de un aula. Sin embargo, su primera presentación formal fue en Julieta metió la pata. “Fue inolvidable. Durante la temporada, cada vez que entraba en escena era distinto y superemocionante”, indica. Otro aspecto que lo conmovió fue ver a su mamá entre el público durante la primera función.