Una cancha de arena que desafía al tiempo y a la pasión por el futbol.
Los domingos suelen ser días de futbol en el Campo Maracaná. Días en familia para ver un espectáculo por el que se espera toda la semana.
Esta cita no es en el norte de Río de Janeiro, sino en un barrio contiguo al Centro Histórico de la capital guatemalteca que tiene fama de ser una zona roja.
Años atrás, en La Limonada, como se le conoce a este asentamiento humano, muchos partidos de futbol se jugaban a la vista de gente que se apiñaba en las escaleras de los pasillos reducidos que se abren paso entre las casas.
Así, desde las alturas, todos seguían la actividad deportiva dominical sin bajar al campo. Pero ahora la posibilidad de ver el futbol mucho más cerca y convivir en familia alrededor del campo es una realidad.
Todos los domingos, salvo el de ayer y otros por venir por culpa de la amenaza del coronavirus, hay jornada de la Liga Deportiva Maracaná, en la zona 5 capitalina.
Y La Limonada se nutre de curiosos. El América es el equipo más ganador de todos, pero en la última cita El Esfuerzo le plantó cara sin complejos.
El terremoto de 7.5 grados de magnitud que devastó un tercio de Guatemala en febrero de 1976 provocó la muerte de unas 23 mil personas. Poco después surgió la cancha de arena más famosa de la ciudad, en medio de un área ocupada por miles de familias.
El asentamiento, en el que viven más de 100 mil personas, es también es uno de los 5 mil 464 puntos de riesgo de deslizamientos y derrumbes. El acceso no es fácil y lo más indicado es coordinar la llegada con algún vecino. Pero a la hora del futbol, familias y aficionados comparten sin problemas.
Albañil y pintor de casas “desde siempre”, Mejía -como prefiere identificarse-, un referente del lugar, de 68 años, cierra los ojos para pensar cuántos años le dedicó al campo de gravilla y desde hace cuántas décadas convirtió su afición futbolística en su pasatiempo. Ahora, como miembro de la directiva de la Liga Deportiva Maracaná, disfruta al ver a 2 de sus hijos jugar en el equipo de su colonia, el Cinco de Octubre, y de estar desde que inicia la jornada dominical, a las 7 de la mañana, hasta que termina, alrededor de las 5 y media.
No tiene dudas: es un ambiente deportivo que rompe con la violencia habitual del país.