Julio Albizures dirigió a la bicolor a un sexto lugar mundial.
ulio Albizures es el entrenador de la Selección Juvenil de Softbol, que recientemente participó en el Campeonato Mundial Sub-18 en Nueva Zelanda, donde obtuvo un distinguido sexto lugar.
Aunque Albizures, con modestia, afirma que este logro no fue obra suya en exclusiva y agradece el apoyo de su cuerpo técnico, el esfuerzo de la Asociación Nacional de Softbol (Asosoft) y de los 15 jóvenes que dejaron todo sobre el diamante en cada partido, se destaca por ser el autor intelectual de este éxito.
“Deja una gran satisfacción saber que el trabajo que se hizo durante mucho tiempo y el sacrificio de cada muchacho, que estuvimos lejos de nuestras familias y que nos tuvieron paciencia, incluso algunos cancelaron vuelos para viajar a fin de año para seguir entrenándose y eso rindió frutos al final”, comentó el mánager.
“Me parece que muchas selecciones están haciendo un buen trabajo, sobre todo en los deportes de conjunto, porque son los que menos recursos tienen a veces para prepararse, así que sería lindo si nos tomaran como ejemplo a seguir y como dicen mis compañeros cubanos: ‘Lo que tú le des al terreno, el terreno te lo va a devolver’, porque es agradecido”, refirió quien en su época de jugador defendió la posición de receptor.
“Fue beneficioso contar con el apoyo de los jugadores de la Liga Mayor, tuvimos gente que se ofrecía para foguearnos, y no solo fue en lo deportivo, sino en lo económico, también se contó por primera vez con la triada integrada por profesionales en nutrición, psicología y preparación física. Fuimos uno solo sin importar cual fuera la función”, recordó.
El softbol nacional ya había sido representado previamente en una cita mundialista, pero fue este grupo el que consiguió hacerlo por medio de ganarse su lugar en una eliminatoria.
“A la Selección Mayor le dieron un pase libre o wild card por los resultados obtenidos en la eliminatoria y a la juvenil la invitaron para ir a la edición de 2018 y nuestras expectativas eran de cero, porque nunca habíamos asistido a una cita y no sabíamos con qué calidad de juego nos encontraríamos, y pese a todo logramos ganar un par de juegos, pero lo mejor fue el aprendizaje”, reconoció Albizures.
“Fue así como abrimos nuestra mente a la forma de trabajo de las potencias y decidimos que con esfuerzo se podría hacer. Para nuestra sorpresa, ya no hubo más wild cards y deben ganarse el lugar. La gran noticia fue que nosotros seríamos sede del Panamericano clasificatorio y empezamos a trabajar, y fue así como luego de una gran eliminatoria, se lograron los triunfos necesarios, incluyendo el 3-1 contra Estados Unidos, que aseguró el boleto”.
Una vez en el Mundial, la bicolor dio la talla y superó de nuevo a la novena estadounidense, a Dinamarca, y encontró revancha contra México.
“Nos avisaron que Dinamarca estaba en un proceso de renovación de equipo y eso nos dio confianza, pues nuestro grupo venía consolidado y supimos sacarle ventaja. Después nos tocó Japón, un equipo muy preparado que le pegaba a la pelota hasta por debajo del piso. Les propinamos un 10-3 a los estadounidenses, como para consolidar lo hecho en la eliminatoria. Contra Nueva Zelanda la complicación era enfrentarlo de local y estuvimos a nada de ganarle, y más de alguna decisión arbitral nos castigó y caímos 7-8 a estadio lleno. Sabíamos que México tenía una deuda pendiente con nosotros y el fervor patrio afloró en cada jugador, algo que admiro mucho de ellos. Finalmente los vencimos 4-3 y eso nos puso en el sexto lugar del mundo”, rememoró el adiestrador.
