Un lunes por la tarde, mientras comenzaba a almorzar, dos señoritas se sentaron en la mesa de atrás. Estoy acostumbrado a ser el único que come en esas mesas, así que no pude evitar escuchar su conversación. No es que sea shute, para nada. O tal vez un poco, lo necesario.
Por la manera de tratarse, parecía que recién se habían conocido, pero por las experiencias que compartían daban a entender que eran “íntimas amiguis” desde hace tiempo. No solo se trataban de usted, también hablaban como con pena, tropezadas. Como dice mi amigo Stanley: “raras esas chatías”.
Todo iba más o menos aceptable hasta que comenzaron a hablar de cine, porque según ellas, eran todas unas “cinéfilas”.
-¿Sigue yendo al cine?
-Sí, casi igual que usted. Todos los jueves y fines de semana. Con aquel (imagino que su novio, esposo o pretendiente “x”) nos encanta, hasta tarjeta de membresía tenemos. Es que, igual que usted, somos cinéfilos.
-Sí, lo somos. ¿Ya vio Parasite? Qué horrible es esa peli, ¿verdad?
-No la he visto, es que los chinos no me gustan, como que me dan… no sé. Pero ahora que ganó el Óscar, tal vez la buscaré.
– ¿Y esa de guerra, que es sin cortes de edición? Yo me dormí.
-Yo también, igual que con la de Antonio Banderas (intuyo que se refiere a Dolor y Gloria). La que fuimos a ver fue Jojo Rabbit. No me hizo mucha gracia.
-A mí tampoco, me sentí igual como cuando fui a ver Joker y la de Tarantino. ¿Cómo pueden reírse de escenas tan feas?
-Dicen que la de Renée Zellweger (creo adivinar, se trata de Judy) es buena, que es biográfica. Esa creo que iremos a ver mañana con aquel.
-Ahí me cuenta qué tal.
Y después comenzaron a hablar de series de Netflix y la plática se tornó emocionante para ellas, hasta los tonos de voz se agudizaron.
Decidí alejarme de esa plática. En otros tiempos hubiera fantaseado con levantarme, verlas y decirles: “¿Y si se esfuerzan un poco para entender?” Recuerdo una vez que le hablé fuerte a una amiga solamente porque me dijo que las películas de Almodóvar eran aburridas. Casi que la obligué a disculparse.
Pero ahora ya viejo, cansado y con chispas de amargura, entiendo que todos tenemos gustos diferentes, así que solo pude pensar: ¿Serán ellas una muestra de los proclamados como “los nuevos cinéfilos”, producto de una mezcla de streaming, espíritu joven post-hipster y actitud millenial?
¿O seré yo, Maestro? Mejor ni me imagino lo que pensarán de The Irishman. Son capaces de decir: “Esos tres viejitos, ni actuar saben”.
Por David Lepe