Ante el poco tiempo para darle espacio a cada disco de Gun’s and Roses (GNR) tendré que reseñar tres álbumes en esta entrega. Sin más preámbulo…
GNR Lies
Este es un EP entre lo rústico y lo fino. La actitud misógina y endiosada del rock se amplifica, y el sexo y las drogas lo dominan por completo. Reckless Life, Nice Boys, Move to The City y Mama Kin son testosterona pura de rock de bar con golpes incluidos. Llegamos a Patience y parece un dèjá vú de Wanted Dead or Alive, de Bon Jovi, pero sin ser fresoide. Ese tema tiene lucidez, honestidad y corazón. Guns demuestra un alto nivel de minimalismo y sinergia, que valida la superlatividad. Blues de alta desesperación.
I used to love her es como una copia lírica y farsante de Johnny Cash y A Boy Named Sue; misoginia de mal gusto, eso sí. You’re Crazy en modo unplugged es más elocuente que su versión eléctrica. One in a Million le valió el repudio homofóbico y racista a la banda, y, claro, cuando Axl Rose salía en los conciertos con la camiseta de Charles Manson la cosa no mejoró.
The Spaghetti Incident?
Esta es una colección de covers. Se requiere de talento y voz para adaptar, añadir, robar y apropiarse de una canción hecha por otro artista. Since I Don’t have you fue el primer sencillo que nos hizo descansar de los Illusion. GNR acomoda tanto esta canción que fue éxito.
Si algo resalta el Spaghetti es que tiene espacio para el punk. Por ejemplo, en New Rose y Down On The Farm, Duff y Axl, respectivamente, cantan con el acento británico. Hay actitud y testosterona. Human Being es un arreglo necesario a un tema que a los New York Dolls le quedó lento. Raw Power, de Iggy Pop y The Stooges, es uno de mis preferidos y le dieron el respeto que merece. Aunque en su nueva versión se escucha prístino y se le quita lo Raw, GNR le inyecta mucho Power.
Ain’t It Fun es majestuosa y los arreglos son casi celestiales. En su momento no la disfruté, pero volverla a escuchar fue amor a segunda vista. Otras versiones que sobresalen son Buick Mackane, Hair of the Dog, Attitude y Black Leather, que recorren la vena punketa del final de los años 70. El disco, por atropellado que parezca, tiene cafeína y fuerza, y es para tomarlo como cultura general, aunque la banda ya lo haya olvidado.
Chinese Democracy
Es un disco incomprendido, que tiene un cartel de bastardo en la espalda. Si bien es señalado como un berrinche de Axl, que era el único integrante original, es inconsistente. Por un lado, es un buen esfuerzo para un solista; y, por el otro, no dice ni propone nada. Aún así, tiene sus momentos. Chinese Democracy abre el material y es una gran canción con energía. Se rescatan sencillos como Better, Street Of Dreams e If The World, que fueron los que más se escucharon en películas y en las estaciones de radio.
También hay temas potentes, como There Was a Time, IRS y Madagascar, que registran un amplio alcance vocal de Axl, al punto de estremecer el tímpano. El resto es tedio e ideas a fuerza, y eso le resta esencia y dignidad. Parece un disco para millennials o principiantes, que quiere decir todo y no dice nada. Su nostalgia se la lleva el viento y el desdén de los fanáticos es entendible. Los pocos que hemos oído el Chinese Democracy sabemos que no hay mucho que rescatar por más que se quiera salvarlo del olvido.