Este espectáculo clown se presenta mañana en el Fondo de Cultura Económica.
Leer Los nadies, los ninguno, de Eduardo Galeano, es encontrarse con un poema tan crudo como bello. Sin embargo, para Juan Pablo Flores, quien dio sus primeros pasos en el teatro popular del barrio El Limón (zona 18), también significó enfrentarse a su realidad y la de su gente. De esta forma, y hace ya una década, creó Los nadies, un monólogo clown que se presenta en una función especial mañana a las 18:30 en el Fondo de Cultura Económica, 6a. avenida 8-65, zona 9. La admisión es de Q40.
No se confunda
Apoyado en una escenografía mínima, un payaso hace su aparición. Pero no se confunda, no se trata de un espectáculo cómico o circense, sino de un hombre que abrirá una maleta de testimonios de personas que, como él, sufrieron la violencia, la exclusión y la pobreza, y aun así lograron salir adelante. “Los nadies habla de la resiliencia y de cómo esa gente tiene historias dignas de contarse”, explica Juan Pablo Flores, el autor del monólogo.
Esta pieza clown, en la que el público tiene un papel activo, es el resultado de una investigación realizada en la colonia El Limón, donde el actor vivió y trabajó por mucho tiempo. De acuerdo con Flores, es una obra muy visceral y no apta para niños, ya que contrasta realidades muy duras: “No busca concientizar ni evangelizar, más bien mostrar cuadros que muchas veces se quedan en el anonimato”.
Vínculo
Flores afirma que Los nadies también se enlaza a la forma en que el acceso al arte y la cultura da herramientas para reconstruirse. El espectáculo fue estrenado en Panamá, durante el Encuentro Centroamericano de Actores: Lagartija 2010, y desde entonces se ha presentado en diversos espacios nacionales y también en Honduras, Colombia y Argentina. Cada función, dice el autor, es una experiencia que crea un vínculo “fuerte y poderoso” con el espectador.
El texto, el actor y, claro, el público son el centro de este monólogo. Flores confiesa que, aunque esta obra surgió como un grito y una necesidad de sacar lo que carcome por dentro, el mensaje ha cambiado con los años: “Se trata devolver el nombre, mirar a los ojos a los otros y reconocerlos como personas”. Por eso, la creación también incluye el poema Solo queremos ser humanos, del guatemalteco Otto René Castillo.