Respirar por la herida. Víctor del Árbol.
En su cuarta novela, el escritor español Víctor del Árbol ahonda en las pérdidas, un elemento que se repite prácticamente en cada uno de los personajes. La historia parte de Eduardo, un hombre que en otros tiempos fue un afamado pintor, pero que luego de la muerte de su esposa y su hija en un accidente apenas puede mantenerse anclado a la realidad.
Eduardo ya no se dedica al arte y sobrevive como puede, mas todo cambia cuando una famosa violinista le hace un inesperado encargo: pintar el retrato de Arthur Fernández, el empresario responsable de la muerte de su hijo y otra chica. Aunque el artista se propone descubrir lo que esconde el rostro de aquel asesino, en el camino solo se encontrará con su propio infierno.
Vitaminas para no olvidar. Rachel Khong.
Para descubrirse a uno mismo, a veces hace falta volver al principio. Ruth tiene 30 años y acaba de romper un compromiso amoroso, así que decide renunciar a su trabajo y regresar a la ciudad que la vio nacer y a casa de sus padres.
El panorama que encuentra en su antiguo hogar, sin embargo, no es soñado. Su padre, un profesor de Historia, presenta los primeros signos de alzhéimer y ha comenzado a olvidar tanto aspectos de su vida cotidiana, como sus recuerdos, mientras que su madre no hace más que sentirse culpable por la situación de su marido. Junto a ellos y a esa nueva situación que experimentan, la protagonista vivirá un proceso de aprendizaje.