“A veces soy dos personas. Johnny es el lindo. Cash es el que causa todos los problemas. Ellos pelean.”
Tengo varios héroes musicales, pero hay uno que ocupa un lugar muy especial en mi colección. Hablo del inigualable hombre de negro, nacido en Arkansas, Estados Unidos, Johnny Cash. Es, probablemente, el ícono que mejor representa a la música country en su tradición.
Si me preguntan por qué me gusta les puedo enumerar muchas razones. Una de ellas es su propia historia: la de un hombre que abrazó a sus demonios uno a uno. Créanme, no quiero romantizar que un hombre tenga que tocar fondo para poder crear algo maravilloso, pero, irónicamente, a veces eso es necesario para que sucedan cosas realmente trascendentales.
La redención cada quien la encuentra de la manera que mejor le funcione. Johnny Cash la halló en la espiritualidad y en una música cargada de letras que reflejaban la violencia de la que es capaz el ser humano. Solo basta recordar la famosa línea de Folsom Prision Blues que reza: “I shot a man in Reno just to watch him die”. ¿Necesitamos más para saber que Cash jamás bromeaba con su música? No lo creo. Su intención era darnos una bofetada una y otra vez con esa voz de barítono grave que lo distinguió durante toda su carrera, hasta hacernos reaccionar y dar con nuestra
salvación.
Recientemente disfrutaba del disco The Fabulous Johnny Cash, el primero que grabó con Columbia Records, en 1958. Me da la sensación de que es un álbum rebosante de creatividad y no hay suficiente espacio para encajarlo todo. Parece como si Cash quiso probar todas sus ideas, y, como tal, tenemos un material que ofrece fragmentos y anticipos de producciones geniales.
Hay canciones country, populares, temas llenos de amor, góspel, blues y canciones para contar historias provenientes de los lugares más remotos del sur americano. Esto, sumado a que no hay como escuchar esta joya de disco en un prensado de vinilo HQ-180, y oír el sonido golpe a golpe de la guitarra de Luther Perkins y los Tennessee Two, la banda de soporte de Cash en ese entonces.
Yo no me cansaré de escuchar este material; sacaré mi camisa negra del armario y la usaré como un tributo a uno de los grandes de la música. Que nunca dejen de existir hombres como Johnny Cash, que le cantaron de la manera más honesta a todas nuestras miserias.
Para escuchar: Frankie’s Man, Johnny, Don’t Take Your Guns To Town y I’d Rather Die Young.