He aquí un concepto bastante bueno para una colección de cuentos: haga que un artista cree una portada, y luego dígale a otras siete personas que escriban una explicación de lo que sucede en la imagen.
Esto fue lo que se hizo con el título 81 de la revista de antología de cómics Eerie, a fines de 1976. La portada en cuestión fue una pieza de Frank Frazetta que mostraba a una mujer gigantesca subida en un rascacielos, sujetando un gorila diminuto en su mano mientras varios aviones militares la atacaban.
La imagen, por supuesto, es una parodia de la secuencia final de la película King Kong (1933), de la cual se había producido un remake multimillonario ese mismo año. La producción de este filme pagó un anuncio en la contraportada de la revista, pero se mantuvo ajena a la publicación. Las historias que se incluyeron fueron las siguientes:
‒Adiós, Bambi Boone: una actriz que se agranda accidentalmente con implantes mamarios experimentales actúa en una parodia de King Kong, con trágicas consecuencias.
‒El rapto de la reina Bovine: una agente secreto espacial visita un planeta de monos y tiene un enfrentamiento en una exposición en
miniatura.
‒La novia del Congo: un científico loco intenta revivir a King Kong con una transfusión de la sangre de una joven, y accidentalmente la convierte en gigante.
‒Eres una chica grande ahora: oscura historia acerca de una niña que no dejará de crecer y la tensión que ejerce sobre su familia. Este capítulo está a todo color.
‒Niña de las estrellas: otra historia espacial. Esta vez sobre una gigante genéticamente modificada que fue enviada a colonizar un planeta y a construir una ciudad. Eventualmente se rebela y lucha contra la nave espacial de quienes la enviaron allí.
‒El traje del mono gigante: en esta versión, Kong era un gigantesco gorila robot. Una pareja de gánster emprendedores intentan robarlo, solo para descubrir que su creador también había fabricado otro autómata, una mujer gigante. Ambos robots terminan batallando en Nueva York.
‒La chica dorada: una mujer conduce a un grupo de exploradores a una Nueva York en miniatura de los años 30, construida por los extraterrestres que observan la Tierra desde años luz de distancia.
Todas las historias son de suma calidad, lo cual no siempre sucede en una antología. Aunque esa edición fue un experimento creativo bastante divertido, hoy sería difícil ver algo así, especialmente con esa portada. De las muchas formas en las que el público ha reaccionado a King Kong, una colección de siete historias de rubias desenfrenadas y desnudas tiene que ser una de las más originales.