El largo plano secuencia simulado de 1917 se impuso el domingo en los premios Bafta, al acumular siete máscaras doradas en una gala en la que las grandes perdedoras fueron The Irishman y Once Upon a Time… in Hollywood.
Favoritos
En un Royal Albert Hall (Londres, Inglaterra) a rebosar, el triunfo de 1917 la confirmó como la gran favorita en la carrera hacia los Óscar. A la 73 edición de los Bafta, la cinta llegó con nueve nominaciones, de las que obtuvo siete: mejor película, director, filme británico, sonido, fotografía, diseño de producción y efectos visuales. Solo se le escaparon los de mejor música y maquillaje y peluquería.
Once Upon a Time…in Hollywood fue una de las grandes decepciones de la noche, al hacerse solo con uno de los 10 galardones a los que optaba. Sin embargo, ese premio (mejor actor de reparto) fue uno de los más celebrados al recaer en Brad Pitt, ausente por motivos familiares.
Pero, si a Quentin Tarantino le fue mal, peor lo pasó Martin Scorsese, desaparecido en la ceremonia, quizá oliéndose el naufragio. Su cinta The Irishman, pese a las 10 candidaturas que presentaba, no se llevó nada.
Sí tocó metal Joker, con los galardones a mejor música original, casting y actor protagonista, para Joaquin Phoenix. Al recoger su máscara dorada, el intérprete dejó uno de los pocos momentos reivindicativos de la velada al apelar a la inclusión, recordando que la academia ha olvidado a grandes actores en el pasado por su color de piel.
Mucho más recatada estuvo Renée Zellweger al levantar la máscara a mejor actriz. Su papel en Judy, la biopic que relata los últimos conciertos de Judy Garland en Londres, le valió este premio y un discurso en el que se centró en halagar a sus rivales, entre las que se encontraban Scarlett
Johansson y Margot Robbie.
En cuanto al resto de películas, Parasite, de Bong Joon Hoo, venció en dos categorías: mejor guion original y película de habla no inglesa, batiendo a Dolor y gloria, de Pedro Almodóvar.