Recuerdan acontecimiento histórico que dio vida a las Fuerzas de Tierra.
Unidades del Ejército de Guatemala y autoridades locales conmemoraron ayer el triunfo de la Batalla de La Arada y el Día de la Fuerza de Tierra, que se efectuó en el municipio de San José La Arada, Chiquimula.
Los actos protocolarios incluyeron un desfile cívico militar, en el cual participaron elementos de la Segunda Brigada de Infantería Capitán General Rafael Carrera, del departamento, alumnos del Instituto Adolfo V. Hall de Oriente, escolares y vecinos.
Para hoy, el Ministerio de la Defensa Nacional tiene programadas otras actividades especiales en los comandos del país relacionados con este acontecimiento histórico.
Destacamentos militares desarrollarán actos cívicos y, mañana, actos protocolarios.
Antecedentes
Según las autoridades castrenses, en 1847 Guatemala había sido declarada república independiente, y el presidente de El Salvador, Doroteo Vasconcelos, del Partido Liberal, odiaba a Rafael Carrera, conservador, comandante del Ejército guatemalteco.
Vasconcelos pretendía la Federación Centroamericana y se alió con Juan Lindo, presidente de Honduras, contra Guatemala. Fue así como un batallón de 4 mil soldados se reunió en la frontera de Ocotepeque, bajo el mando de 11 generales, quienes confiaban en derrotar al Ejército guatemalteco, que contaba solo con mil 500.
El general Rafael Carrera ubicó a sus tropas estratégicamente en la meseta de San José La Arada, Chiquimula, y el 2 de febrero el general Isidoro Saget, del Ejército salvadoreño, ordenó que las fuerzas rodearan a Carrera, quien contraatacó quemando unos cañaverales para impedir el paso de los enemigos por otros flancos, obligándolos a huir al país vecino.
Como resultado, más de 500 militares invasores fallecieron y 200 fueron capturados.
Dicha batalla permitió finalizar con las hostilidades entre Guatemala y El Salvador, y ambos estados reconocen mutuamente su libertad, soberanía e independencia, y firmaron un tratado de paz y amistad. La victoria dio paso a que Guatemala floreciera y permitió desarrollar la agricultura, el comercio, la industria, las artes y las ciencias. La victoria guatemalteca afianzó la hegemonía política y militar en la región. Guatemala se perfilaba como la máxima potencia centroamericana de la época.