Durante su larga y exitosa carrera, Jack Davis (1924-2016) fue un dibujante e ilustrador estadounidense conocido por su arte publicitario, portadas de revista, afiches de película, cubiertas de álbumes musicales y numerosas historias de cómic. Aparte de sus personajes caricaturescos de anatomía humorísticamente distorsionada, lo que más lo caracterizó fue la vertiginosa velocidad con la que trabajaba.
“Me gusta trabajar rápido y directo, para darle al dibujo una oportunidad de crecer a partir de un inicio sin restricciones, con una estructura fragmentada, y mínimo bocetaje a lápiz. Eso me ayuda a que la emoción evite que la cabeza analice demasiado el dibujo. ¡También abre la puerta a que sucedan accidentes que resultan mejores que cualquier cosa que pudiera imaginar!”, decía el artista, quien realizaba sus dibujos a tinta.
Davis nació en Atlanta. De niño adoraba escuchar al comediante Bob Hope en la radio e intentaba dibujarlo, a pesar de no saber cómo se veía. Desde muy joven trabajó de dibujante para publicaciones pequeñas, hasta que fue reclutado por la Marina de EE. UU. Gracias a una beca militar pudo estudiar en la universidad, donde siguió ilustrando. Luego de graduarse, laboró en el periódico Atlanta Journal.
Después de mudarse a Nueva York, trabajó como entintador para otros dibujantes. Inclusive publicó una historieta propia, Beauregard, que ocurría durante la Guerra Civil estadounidense. Luego de algunos rechazos, su carrera despegó cuando empezó a trabajar para EC Comics, en títulos como Tales from the Crypt, The Vault of Horror, The Haunt of Fear, Two-Fisted Tales, Crime Suspenstories y muchos más. Los editores William
Gaines, Al Feldstein y Harvey Kurtzman consideraban a Davis el artista más veloz que tenían, produciendo páginas dibujadas y entintadas al ritmo de tres o más por día.
Su estilo caricaturesco vino como anillo al dedo cuando Feldstein lanzó el cómic humorístico Mad, en 1952. A partir de mediados de los años 60, el trabajo de Davis figuró en cada número, hasta su retiro. Cuando Kurtzman abandonó EC para fundar otras publicaciones de humor; Davis colaboró en todas.
En 1989, Davis ilustró el sello postal para celebrar a los carteros norteamericanos. A pesar de que las políticas postales impedían representaciones de personas vivientes, uno de los tres personajes es un inconfundible autorretrato del artista.
Davis obtuvo numerosos reconocimientos y fue incluido en muchos salones de la fama para artistas de cómic e ilustradores. Sin embargo, una de sus mayores satisfacciones fue prender la televisión un día y ver el retrato de Bob Hope que había realizado para la revista TV Guide, enmarcado y colgado en la oficina de su ídolo.