Con
18 años y un único disco en el mercado, Billie Eilish ganó en las cuatro
categorías principales de los Grammy, un logro que hizo historia y ha situado
por primera vez a una cantante nacida después de los 2000 entre las glorias de
la música.
Eilish logró un triunfo generacional, con un trabajo When We Fall Asleep, Where Do We Go? del que se puede decir que ha
marcado una era al difuminar por completo los géneros musicales, en plena
globalización, y romper la línea entre lo independiente y lo comercial, después
de que internet universalizara el acceso a la música.
Hace menos de cuatro años, la artista tocó para unas 50 personas en su barrio
de Los Ángeles, Highland Park. Pocos podían imaginarse que en 2020 y a unos
pocos kilómetros de allí, la joven que entonces tenía 15 años y grababa en su
casa, arrasaría en los Grammy batiendo récords.
Si bien desde aquella actuación la carrera de Eilish comenzó a despegar, 2019
ha sido el año de la explosión de su fenómeno.
De nombre original Billie Eilish Pirate Baird O’Connell, la cantante nació en
Los Ángeles en una familia de artistas, su madre es actriz, su padre músico y
su hermano productor, con quien comenzó a crear en su cuarto hasta dar con este
aclamado trabajo.
Algunos recuerdan la canción Ocean Eyes
de 2015 como el momento en el que la crítica y el público especializado comenzó
a fijarse en la artista. Lo curioso es que el tema, compuesto junto a su
hermano, fue una propuesta de un profesor de baile que pidió que creara música
original para acompañar una coreografía.
Como muchos fenómenos postmillenial o generación Z, porque la juventud de
Eilish ni siquiera entra en la clasificación millenial, el tema comenzó a
hacerse viral en una plataforma de internet, lo que llevó a que la joven creara
su canal de YouTube y subiera un video interpretándola. El éxito se hizo tan
grande que una discográfica se fijó en ella y la ofreció un contrato.
Apenas
tenía 16 años cuando hizo de telonera para Florence + The Machine y sus
primeras canciones aparecían en series de Netflix. Tiempo después, en 2019 la película Roma, de Alfonso Cuarón, contaría con un
tema de Eilish, When I was older, en
su disco oficial.
Desde ese instante, el éxito de Eilish se hizo imparable y el 29 de marzo, el
mundo de la música asistió al lanzamiento de su primer disco, que debutó en el
número uno de EE. UU., la primera cantante de los 2000 en hacerlo.
Otra forma de hacer música
Tanto
en los Grammy, como en las entrevistas por sus lanzamientos, Eilish siempre ha
dejado claro que ese disco, contenedor de himnos como bad guy o bury a friend,
se grabó en su casa con la compañía de su hermano Finneas, nombrado productor
del año por los Grammy.
La victoria de ese trabajo doméstico supone que la Academia de la Grabación,
criticada a veces por un gusto conservador, ha premiado un fenómeno totalmente
diferente al funcionamiento habitual de la industria musical: gestado en
internet, en casa y de forma espontánea. Los dos hermanos decidieron grabar el
disco en su residencia porque alquilar un estudio era “demasiado caro” y “faltaba
luz natural”.
Una forma diferente de ser estrella pop
Pero además, Eilish abandera una forma completamente diferente de ser estrella
pop. No disimula su vergüenza e incomodidad ante los focos o entrevistas, viste
ropa ancha para evitar que se juzgue su cuerpo y su actitud en redes sociales
denota una naturalidad y espontaneidad poco frecuente en el mundo de las
celebridades.
Las influencias que ha citado son también propias de un exponente de las nuevas
generaciones, al combinar referencias como Avril Lavinge y Green Day, con las
Spice Girls, Amy Winehouse, Rihanna y Lana del Rey.
Con un fenómeno que ha sumado siete premios Grammy, cuatro de ellos los más
grandes de la edición, Eilish se confirmó como el emblema musical de una nueva
generación.
*EFE