Honduras sufre la peor sequía de los últimos cinco años como consecuencia de la escasez de agua en varias regiones del país, poniendo en peligro el abastecimiento para consumo humano y la actividad productiva, principalmente de alimentos.
En entrevista con Efe, el director del Instituto de Conservación Forestal, Mario Martínez, dijo que la sequía se ha agravado en los últimos dos años y ha afectado “la seguridad alimentaria” de muchas familias hondureñas, especialmente en el denominado Corredor Seco, franja que abarca 174 de los 298 municipios del país.
“Es una crisis recurrente y va de la acumulación de eventos socioeconómicos que impactan la calidad ambiental del país y derivan en una crisis social”, subrayó.
A su juicio, el ciclo hidrológico ha sido alterado y los ecosistemas afectados como consecuencia del calentamiento global, lo que tiene en peligro los abastecimientos a la población.
Crisis es una realidad
La crisis es “una realidad, tenemos en el país ciudades que la población recibe agua con intervalos de 25 a 30 días, y muchas comunidades no tienen el servicio”, enfatizó.
La sequía ha empeorado debido a que el país tiene menos cobertura forestal, lo que conlleva la poca retención de agua, y muchos acuíferos subterráneos han comenzado a secarse, destacó el funcionario.
Factores como el desarrollo urbanístico y energético, y el cambio demográfico, entre otros, disminuyen las reservas de agua y a ello se suma la crisis climática que se manifiesta en la frecuencia e intensidad de las sequías, agregó.
No mejorará a corto plazo
Eso lleva a pensar que la situación no mejorará en los próximos años, salvo que se adopten medidas necesarias, como la construcción de nuevas presas y que la población “se adapte a vivir con menos agua”, señaló el funcionario.
La escasez de agua se refleja en las colas interminables para llenar recipientes con agua procedente de camiones cisterna que a diario se observan en Tegucigalpa o en las personas que tienen que caminar varios kilómetros para lavar su ropa.
La situación se repite en otras grandes ciudades de Honduras y, según autoridades, es sólo una muestra de la grave escasez de agua que afecta a los hondureños.
“Se sufre sin agua”
Sofía Sánchez, una vecina de la aldea Las Joyas de Tegucigalpa, dijo a Efe que camina al menos 2 kilómetros diarios para poder llegar a un pozo y lavar su ropa.
“Se sufre sin agua, pero nosotros tenemos la culpa porque no la cuidamos”, subrayó Sánchez, de 32 años y madre de dos hijos.
La mujer dijo que “ojalá Dios quiera que llueva pronto” en Tegucigalpa, otrora pueblo minero, una de las ciudades más afectadas por la escasez de agua.
La represa La Concepción, junto con la de Los Laureles, abastece con más 70 % del agua que consume Tegucigalpa, pero a raíz de la sequía su embalse está por debajo del 41 % de su capacidad. Tegucigalpa, EFE