Bolivia dio un paso más hacia la pacificación del país, con un acuerdo entre el gobierno interino de Jeanine Áñez y sectores afines a Evo Morales, salvo los cocaleros que persisten fieles al que sigue siendo su líder.
Los sindicalistas, indígenas y campesinos que arroparon a Morales durante sus casi 14 años en el poder sellaron la paz con el Ejecutivo provisional de Áñez, en aras de la reconciliación en Bolivia.
La firma tuvo como protagonistas al ministro interino de Gobierno, Arturo Murillo, considerado el brazo duro del Ejecutivo, y dirigentes, como el secretario de la Central Obrera Boliviana, Juan Carlos Huarachi, quien durante años se codeó con Morales.
La firma de esta jornada en La Paz brindó imágenes hace poco impensables, como el apretón de manos entre el ministro, un férreo opositor a Evo Morales, y Segundina Flores, líder de las “bartolinas”, una organización de mujeres indígenas incondicional siempre con quien durante casi 14 años dirigió Bolivia.
El acuerdo con los “hermanos”, como los llamó Murillo, incluye que el “compañero” ministro, en palabras de Huarachi, estudie caso por caso la liberación de detenidos durante más de 1 mes de protestas desde las fallidas elecciones del 20 de octubre, según lo indicado. La Paz, EFE