La próxima semana, la agrupación guatemalteca lanzará su álbum debut.
El deseo de escapar de la realidad y olvidar se conjuga con shoegaze, post-rock, post-punk y dream pop en Todo lo que buscamos es desaparecer. El primer material discográfico de la agrupación guatemalteca Asimov se liberará en forma de siete canciones el viernes 29 de noviembre a las 19:00 en La Erre, vía 6 2-60, zona 4. La admisión es Q60.
El encuentro
Pilar Ángel, Luz Reynoso, Luis Pablo Pérez y Leonel Campos usan voz, batería, guitarras y bajo para concretar el sonido de Asimov. A pesar de que el andar de la agrupación se inició hace cinco años, fue hasta mediados del 2018 cuando todo se alineó y los cuatro músicos por fin lograron encontrar su estilo.
Reynoso, la baterista de la banda, cuenta que entre sus mayores influencias aparecen nombres del shoegaze, como Slowdive y My Bloody Valentine. Sin embargo, lo que realmente les ha ayudado es que cada integrante tiene referencias personales o gustos distintos. “En lugar de tratar de estandarizar, esa diversidad individual ha sido algo que hemos querido mantener”, comenta.
Desaparecer
En su disco, los Asimov tratan de sintetizar sus experiencias. El sentir de Todo lo que buscamos es desaparecer se instala en “esos deseos de querer escapar de la realidad, y de eso que nos mantiene encerrados, física y emocionalmente”, detalla Reynoso. Su lanzamiento, explica, significa cerrar el primer capítulo del grupo para darle paso a uno nuevo.
Son siete los temas que conforman un álbum cuyo proceso de producción tomó seis meses. Entre estos se incluyen Evasión y Furtivo, que ya acumula no menos de 67 mil reproducciones en Spotify. Pérez, guitarra principal y voz, dice que esa canción habla de un período de muchos cambios: “Escuchaba II, de Usted Señálemelo, y pensaba mucho en el libro de Hael López, Rutinas / Despedidas. Eso me inspiró en el desarrollo de la letra y de la melodía vocal”.
Concepto
Las líricas y notas que Asimov dejó en su disco debut pasean por lo “melancólico, cansado y etéreo”, y encuentran su concepto visual en lo clásico y contemporáneo. Este se basa en “espacios sagrados” dentro de casas antiguas, donde los objetos se vuelven representativos, explica Pérez.