Los primeros rayos del sol caen sobre las tumbas del Cementerio Municipal de Santiago Sacatepéquez, y se logra apreciar las tumbas regadas con pétalos de flor de muerto. Los jóvenes, reunidos en grupos, preparan las armazones de los barriletes gigantes, una tradición que cuenta con más de un siglo de antigüedad, y que supone un vínculo entre los vivos y los muertos.
Cada 1 de noviembre, miles de guatemaltecos recuerdan a sus difuntos, y no es que los olviden el resto del año, pero ese día, esa fecha en particular, en Guatemala existe la tradición de adornar las tumbas de los seres queridos ya fallecidos, en un ambiente festivo.
En el municipio de Todos Santos, Huehuetenango, los recuerdos en el cementerio se mezclan con las carreras de caballos, una antigua tradición que conmemora la rebelión de los antiguos mam contra los conquistadores españoles.
En la ciudad capital, en un ambiente más urbano, las familias se dan cita en el Cementerio General, el más grande del país, ahí converge la historia reciente y es donde están enterrados ilustres personajes de la vida nacional, como algunos expresidentes, artistas y celebridades que marcaron la historia guatemalteca.