Martínez rompió paradigmas en Guatemala.
Ana Lucía Martínez, Analú para el mundo del futbol, tiene motivos de sobra para sentirse poderosa: es la mejor futbolísta de la historia de su país y la primera que jugó en Europa, triunfa en la Liga Iberdrola en las filas del Madrid CFF y tiene una rica formación académica que incluye los títulos de ingeniera química y máster en Economía.
Pero, por si hubiera dudas, la edición de Centroamérica y República Dominicana de la revista Forbes ha incluido su nombre en la lista de “Mujeres Poderosos 2019” de la región, una nómina en la que la chapina se codea con estadistas, científicas, artistas y líderes sociales, sin desentonar.
“Tal vez la palabra no sea ‘poderosa’, pero sí me siento muy orgullosa de representar a mi país por medio del deporte. En mi país y en Centroamérica no se tienen tantas oportunidades como en Europa, y para mí es un orgullo que se den cuenta de que también en los pequeños países hay muchísimo talento”, dijo la jugadora, de 29 años, antes de uno de los entrenamientos de su equipo en el municipio madrileño de San Sebastián de los Reyes.
“Creo que, sin duda, he roto los paradigmas de la sociedad guatemalteca al ser la primera futbolista jugando en el ámbito profesional en Europa”, afirmó Analú, que cinco años después de dejar su país, primero hacia Estados Unidos y luego rumbo a España, considera que fue acertada la decisión de “salir sin saber qué depararía el destino”.
“Ha sido un camino bastante difícil de recorrer, y lo más importante es que he tenido el apoyo de mi familia.
Ellos son los que siempre han creído en mí, me han apoyado y me dijeron: vete por tus sueños, intenta hacer cosas diferentes”, afirmó la extremo, que mencionó de forma destacada a su madre, fallecida hace 21 meses y a quien recuerda con los dedos hacia el cielo después de cada gol.
“Mi madre fue una mujer feminista, a la que le importaban mucho los derechos de las mujeres en mi país. Y creo que una muestra es lo importante que era para ella ver a su hija hacer cosas por las mujeres”, añadió. “Sin duda, todo lo que soy es gracias a ella. Todos los días le agradezco por las cosas que he logrado en el futbol”.
Ana Lucía llegó a España para jugar en la Segunda División en las filas del Dinamo Guadalajara, una etapa en la que percibió “ese choque cultural, ese poco de racismo” por parte de algunas compañeras de equipo que se preguntaban qué hacía entre ellas una jugadora llegada desde Guatemala. “Pienso que era egoísmo más que racismo. Yo veía que con las españolas no era lo mismo”.
Algo parecido le ocurrió cuando empezó a ampliar en España sus estudios, entre los que ya figuraba la ingeniería. “Mis compañeros al principio me rechazaban o no querían que estuviera en su grupo de estudio. Al conocerme me dieron la oportunidad. Son experiencias que te hacen crecer como persona y madurar”, apuntó.
Ahora, Analú se siente “bien tratada y valorada como futbolista, que es lo más importante”.
Al pasar en Primera División por el Rayo Vallecano, el Sporting de Huelva y, desde la temporada pasada, el Madrid CFF, la guatemalteca ha sido testiga privilegiada del bum del futbol femenino en España. Y se siente “afortunada de haber vivido esta evolución”.
“Al principio no se notaba tanto, no había tantos seguidores, la liga no era tan conocida. Ahora se ve cada año cómo van cambiando las cosas, cómo los equipos invierten más, como los medios de comunicación se hacen presentes. Cada vez hay más niñas practicando este deporte.
Mi club es un claro ejemplo”, destacó la jugadora, que pertenece al club con mayor cantera de balompié femenino de España: 460 jugadoras y 32 equipos. Y eso sin contar, como la mayoría de sus rivales, con el tirón de un equipo masculino que fuera por delante.
“Necesitamos que se nos abran las puertas, que no se nos cierren por ser mujeres. Al contrario, que se confíe en nosotras.
Tenemos la misma capacidad, posiblemente con menos experiencia, pero queremos ganarnos un sitio en el deporte”, dijo Analú, la “poderosa”.