“De alguna forma los autistas se representan como personas robóticas o carentes de emociones, y eso obviamente no es verdad”, destaca el actor Freddie Highmore, protagonista de la serie The Good Doctor, poco antes de estrenarse la tercera entrega.
“Eso es lo que me emociona de esta temporada: realmente profundizar en cómo Shaun experimenta el amor”, desvela en una conversación con un grupo de periodistas el británico, aun vestido de cirujano, en los extensos estudios de grabación de la serie a las afueras de Vancouver, en la costa oeste de Canadá.
Highmore vuelve así a la pantalla chica de la mano del particular Shaun Murphy, el joven y brillante cirujano que sufre de autismo, lo que complica sus interacciones tanto en el hospital como fuera de él.
En esta ocasión, Murphy no sólo se enfrenta a complicados diagnósticos y casos médicos, sino a un acontecimiento que puede provocar quebraderos de cabeza a cualquiera: el inicio de una relación sentimental. “Es una nueva oportunidad excitante para ver y enfocarse en otro lado de Shaun. Esto es algo que siente todo el mundo”, comenta Highmore.
Aunque las tramas amorosas suelen avanzar a la velocidad de la luz en la televisión y el cine, el autismo de Shaun permite que The Good Doctor examine los pormenores de una relación, y todos esos momentos clave a la que otras producciones dedican contados segundos.
“Nos hace disfrutar y fijarnos en las cosas sencillas, los pequeños momentos que Shaun está experimentando por primera vez y que él siente como trascendentales”, explica Highmore.
Por ejemplo, señala, la segunda temporada se cierra con un episodio centrado en el hecho de que Shaun reúne el valor para proponerle una cita a otra de las doctoras del hospital en el que trabaja, Carly Lever.
“En otro show con un personaje distinto, es una idea que se habría tratado por encima, hubiera sido una parte pequeña de una escena, pero definitivamente no el cierre de una temporada entera”, razona.
Una característica de la serie que también emociona a la actriz que encarna a Lever, Jasika Nicole, porque va más allá de las diferencias neurológicas que padecen los autistas y une a dos personas que vienen de experiencias muy distintas.
“Creo que probablemente se sentirá identificada cualquier persona que pueda ser diferente o que tenga cualquier discapacidad, o incluso gente que venga de distintas culturas”, opina Nicole, que desveló que su personaje trabaja “muy, muy duro” para establecer una relación con el joven médico.
El británico, que ya protagonizó Bates Motel (2013-2017), continua en esta tercera temporada con el que califica como uno de los personajes que “mayores retos” le han presentado en su carrera, dado que se quería representar a una persona con autismo de la manera más auténtica posible.
“He hecho más investigación que en ningún otro proyecto”, apunta Highmore, que dice que uno de los primeros documentales que vio para prepararse para este papel fue precisamente Autism in Love.
Por encima de los curiosos casos médicos que expone la serie, el actor protagonista cree que el público se siente atraído por el programa por la esperanza y optimismo que transmite el cirujano y su particular circunstancia.
“Hay mucha negatividad que es fácil encontrarse en las noticias cada día, por lo que el hecho de que hay un personaje como Shaun hacia el que gravitar y que nos enseñe un camino más esperanzador es agradable”, puntualiza.
*EFE