El fin de semana, en la Liga Nacional de Futbol, se dieron hechos violentos entre aficionados en dos canchas del país: Guastatoya y Antigua, que recibieron a Municipal y Xelajú, respectivamente, concluyeron con bochornosas escenas de sus aficionados.
El primer hecho, ridículo, fue en el Estadio Pensativo, al finalizar el encuentro que Xelajú le ganó a Antigua por 3-1, cuando un grupo de malos aficionados fueron a buscar a otro de seguidores del rival para provocarlos y buscar pelea.
Afortunadamente la seguridad intervino para evitar el encontronazo entre aficiones, que, aunque parece increíble, tratan de desahogar de esta manera su impotencia por el resultado de un partido de futbol.
Más tarde, en el Estadio David Cordón Hichos, los aficionados rojos, que ni entraron en el estadio, porque vieron el partido desde un balneario contiguo al recinto, salieron frustrados por la derrota de su club 2-1 contra los pechoamarillos, que resolvieron el duelo en el segundo minuto de la reposición.
Los malos seguidores escarlatas, a la salida del estadio robaron y destruyeron los bombos con los que un grupo de aficionados locales trataron de alegrar a su equipo para darle aliento contra uno de los rivales más fuertes de la Liga, y por si no fuera suficiente, en las afueras del pueblo asaltaron y quebraron las vitrinas de una tienda, solo para descargar su ira.
Tampoco voy a santificar a los guastatoyanos, que como “Capital de la Amistad” dejaron mucho que desear cuando bajaron al área de vestidores para amenazar a los futbolistas de Municipal, otro hecho cobarde y totalmente fuera de contexto, si su equipo fue el que ganó.
Hay una línea muy delgada entre ser aficionado y fanático, por eso es que muchos no ven cuando pasan de un lado al otro y se transforman. ¡Esto debe parar!