Siempre he tenido afinidad por los personajes que van en contra de la corriente. Los marginales, o, como bien diría Kerouac, los locos por hablar, por ser salvados, deseosos de todo al mismo tiempo.
Hace unas semanas, a los 58 años, falleció el músico y artista visual estadounidense Daniel Johnston. Tal vez usted no sepa quién es, y no lo culpo; a mediados de 1990 mucha gente tampoco lo sabía. Eso, hasta que Kurt Cobain lució en una fotografía una playera con una especie de rana alienígena de ojos saltones y un texto que decía “Hi, How are you” (el nombre del sexto álbum del cantautor). Más de alguna vez, Cobain mencionó que era una de sus grandes influencias. Y, a partir de ese momento, el mundo estaba finalmente preparado para recibir al gran Daniel Johnston.
Cabe decir que Johnston era una persona muy particular. Padecía de un trastorno bipolar severo y brotes psicóticos. Mucho de eso se puede ver en el documental The Devil and Daniel Johnston. Altamente creativo, su cabeza era una olla hirviendo de ideas. Obsesionado con el demonio, los cómics y los Beatles, el imaginario de Johnston era un viaje alucinante por mundos que jamás hubiéramos
concebido.
En los años 90, bandas como Sonic Youth, Wilco y Teenage Fan Club descubrieron un universo de ideas en el particular modo en que Johnston grababa sus canciones. Lo hacía de manera muy casera o, como se le conoce al género, Lo-fi. Las galerías de arte también empezaron a ponerle atención a su trabajo visual, y más de una exposición de su obra se organizó alrededor del mundo. Finalmente, la fama que deseaba había llegado a tocar a su puerta.
Yo quedé fascinado con su trabajo desde el primer momento en que lo descubrí. Me impactó su capacidad inagotable de crear, probablemente a causa de su condición mental. Irónica y tristemente, su dolor fue nuestra fortuna. Porque, de no haber sido así, jamás hubiéramos tenido el privilegio de entrar en ese cosmos creativo que existía en la cabeza de Johnston.
Siempre lamento que, de alguna forma, esta especie de héroes para muchas personas (yo incluido) tenga que dejarnos. Dejan grandes vacíos difíciles de llenar. Afortunadamente, queda su obra que, gracias al entusiasmo de muchas personas, estoy seguro de que sobrevivirá. Ojalá que a donde quiera que su viaje fuera de este mundo lo haya llevado, sepa que, como él mismo solía cantar, “El verdadero amor te encontrará al final”.
Para escuchar: Devil Town, True Love Will Find You In The End y Dream Scream.
