Los peluqueros de Nueva York, Estados Unidos, se han convertido en una herramienta para ayudar a reconocer signos de problemas de salud mental y adicción en la comunidad latina, y brindar ayuda a clientes que confían a sus estilistas sus problemas más íntimos.
Entre el ruido de los secadores de pelo y el ajetreo típico de un salón de belleza, mujeres y hombres comparten momentos felices o problemas con su familia o pareja, sobre moda, deportes, y hasta de farándula con su estilista, que acostumbra a convertirse en una persona muy
cercana.
Pero, por lo general, no suelen abordar sus problemas psicológicos o adicción. Esos no son temas de conversación habitual porque “permanecen en el círculo familiar”, haciendo más difícil la atención médica, señala a Efe Rafael Pabón, educador en la iniciativa Primeros Auxilios en Salud Mental, del Departamento de Salud de Nueva York, que se puso en marcha en 2015 en la Gran Manzana y que existe en todo el país.
“Los latinos tienden a manejar estos problemas en la casa. Es el concepto de no querer decir abiertamente que estoy mal”, indicó el educador. Nueva York, EFE