El aquafitness ofrece intensidad y menor riesgo de lesiones.
Saber nadar no es indispensable para ingresar a una piscina y ejercitar el cuerpo con una clase de aquafitness, como lo hace Dora de Mejía, de 76 años de edad, o Jacqueline González, de 39, en una muestra plena de que la edad no es condicionante para trabajar en un estilo de vida saludable.
En una mezcla entre aeróbicos y natación, los resultados son tan beneficiosos como cualquier otro ejercicio físico, según la experiencia de De Mejía, una de las alumnas de mayor edad en las clases impartidas en Acuatic Center.
“Tengo una vértebra desviada y el médico me aconsejó que, para evitar operarme, realizara este tipo de ejercicios”, manifestó De Mejía, quien desde hace 2 años practica dicha actividad.
En el caso de González, quien por su edad contrasta dentro de un grupo de no menos de 15 personas, encontró en los aeróbicos acuáticos una alternativa para ejercitarse, sin poner en riesgo su estado físico.
“El gluten me causaba inflamación en el cuerpo. Como tenía mucho dolor, no podía hacer ningún ejercicio de impacto, entonces mi mejor opción fue el agua, porque es muy noble, no lastima y no causa dolor”, expresó González, quien ya suma 18 meses de realizar la rutina.
Al igual que con los ejercicios en tierra, en el también llamado aquaeróbic se puede utilizar, si se desea, objetos complementarios como mancuernas, manoplas, tobilleras o cilindros largos, entre otros accesorios que obligan a la resistencia al hundirlos.
“Se gastan un poco más de calorías y sin darse uno cuenta”, comentó Yvonne Vassaux, instructora y experta en la materia, con no menos de 25 años de experiencia.
La condición cardiovascular, tonificación muscular, fuerza corporal y rehabilitación general del cuerpo son algunas de las áreas que, a decir de Vassaux, se pueden trabajar por medio de aeróbicos en el agua.