La Selección absoluta de futbol puso fin a la espera de 35 meses sin actividad oficial el jueves con la victoria 10-0 sobre Anguila, un resultado que se exigía pensando en las debilidades del rival, que ocupa el puesto 209 de 211 en el ranquin de la FIFA.
Pero más allá de hablar del resultado, me quiero enfocar y reconocer a los 12 mil 496 aficionados que pagaron un boleto para acompañar a la azul y blanco y decir: “Presente” en el Estadio Doroteo Guamuch Flores.
La verdad es que han sido meses de incertidumbre, y por momentos parecía que no llegaríamos a la competencia internacional, máxime por la suspensión que pesaba sobre nuestro futbol y que fue causada por la ambición de aquellos malos dirigentes que solo han buscado un beneficio personal en todo esto.
Sin embargo, llegaron los que creyeron y los que sueñan con ver a la bicolor finalmente en una cita mundialista. No digo que esto vaya a ocurrir pronto, pero sí pienso que esa pasión se puede contagiar, y mientras más guatemaltecos tengamos firme esa convicción, mayor será la posibilidad de éxito, aunque vale recordar que el deseo profundo no será suficiente.
Hace falta un trabajo consciente en busca de objetivos claros y comunes para todos los involucrados. Una vez definido el camino y el destino, hace falta el compromiso de las partes para alcanzar las metas, y poco a poco veremos hecho realidad el sueño de todos.
A la azul y blanco le hace falta jugar un partido en casa en el Grupo C de la Liga de Naciones C, y para ese partido contra Puerto Rico el llamado es llenar el estadio y que esos 12 mil se vuelvan 18 mil y asegurar el ascenso a la Liga B, pero será el apoyo del aficionado el que valga e incentive a los futbolistas.
No se olviden de que a la Selección no se debe abandonar, sino hay que darle el apoyo en todo lo posible y pensar en escalar para las siguientes fases, pues cada vez los rivales serán más complicados, hasta alcanzar el grado competitivo necesario para buscar una clasificación mundialista.