El colombiano Ciro Guerra y su alegoría sobre el poder Waiting for the barbarians se perfila como una de las favoritas al León de Oro en la Mostra en la que también suenan para premio la polémica J’accuse, de Roman Polanski; la checa The painted bird y Marriage story, de Noah Baumbach.
A diferencia del año pasado, cuando Roma de Cuarón emergía como apuesta segura para el máximo galardón de la Mostra de Venecia, este año no hay un ganador evidente, pero la vigencia del relato de Guerra, que adapta una novela de J.M. Coetzee sobre cómo el poder infunde el miedo al extranjero, convenció hoy a los periodistas que cubren el festival.
En las quinielas de la prensa internacional que publica a diario el certamen, la mayor calificación es para la radiografía del amor y el desamor que ha compuesto Noah Baumbach en Marriage story. Su triunfo implicaría un segundo León de Oro para Netflix, productora también de la película de Cuarón que ganó el año pasado.
Juega a su favor un guion que exuda verdad y delicadeza, un ritmo ágil y unas interpretaciones muy convincentes de Adam Driver y Scarlett Johansson, esta última con muchas posibilidades de llevarse la Copa Volpi a mejor actriz. Pero quizá el intimismo del relato y una puesta en escena correcta, pero no deslumbrante, le resten posibilidades para llevarse el premio principal.
La segunda mejor valorada es J’accuse, de Roman Polanski. Su visión del caso Dreyfus, con una fotografía en este caso vigorosa y precisa y un mensaje contra el antisemitismo y el racismo de plena actualidad juegan a su favor. De momento la crítica internacional le ha concedido hoy el Fipresci. Pero tiene contra la polémica por el caso de violación de una menor que le persigue cuatro décadas después.
En la jornada inaugural, la presidenta del jurado, la argentina Lucrecia Martel anunció que no acudiría a la proyección oficial porque no deseaba ponerse en pie y aplaudir a Polanski. Eso sí, también dejó claro que no tiene prejuicios hacia su trabajo y que lo evaluará como cualquier otro a competición.
Aunque A painted bird, del checo Vaclav Marhoul, causó opiniones divididas por la explícita y brutal violencia que sufre su protagonista, un niño judío errante durante la Segunda Guerra Mundial, se trata de una ambiciosa apuesta tanto formal como de contenido muy del gusto de los jurados de estos festivales.
Es un filme de tres horas, rodado en blanco y negro y en 35 milímetros, que causa un gran impacto en el espectador debido al contraste entre la violencia que retrata y la belleza de las composiciones. Su director ha tardado once años en sacarla adelante.
Por otro lado, tanto la prensa internacional como la italiana coinciden en valorar muy positivamente Martin Eden, dirigida por Pietro Marcello, una revisión del clásico de Jack London con la que recorre los albores políticos y sociales del siglo XX ahora a través de un joven napolitano.
Destaca por su guion y un montaje que combina escenas de ficción con material de archivo documental que subraya simbólicamente los estados de ánimo del protagonista.
El Joker es una de las películas que más ha entusiasmado, entre otras cosas porque la aproximación de Todd Phillips al mundo de Marvel bebe más de Taxi Driver que de los típicos filmes de superhéroes. No obstante, parece improbable que un festival como Venecia premie una superproducción de Hollywood que tiene asegurado su rendimiento en taquilla.
El que suena como ganador seguro a la Colpa Volpi a mejor actor (y para el Óscar) es Joaquin Phoenix que emociona con su retrato de los orígenes del enemigo de Batman y su viaje hacia el abismo del mal y la locura.
*EFE