Guatemaltecos despiden al glorioso atleta.
Alrededor de 150 personas se congregaron ayer en el Camposanto La Colina para darle el último adiós a Teodoro Palacios Flores, plusmarquista nacional, quien a los 11 años dejó su natal Livingston en busca de salir de la pobreza extrema y sin saberlo llegaría a ser uno de los íconos del deporte nacional. El sábado dejó de existir a consecuencia de una neumonía.
Entre familiares y amigos, la mayoría procedentes de Izabal y de Belice, otros que compartieron sus hazañas en el deporte, como Oswaldo Johnston, Enrique Bremmerman y el periodista Freddy Godoy, estuvieron presentes. El también periodista Francisco Ardón fue quien representó al Comité Olímpico Guatemalteco y a la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala, cuyos dirigentes brillaron por su ausencia.
El emotivo “hasta pronto” de su esposa Hortencia y de su hija Catherine, quienes recibieron el apoyo moral de la familia, un sobrino que tomó la voz de agradecimiento para los presentes y el sonido de una trompeta de jazz y los aplausos respetuosos mientras el féretro con el cuerpo yaciente de Teddy era bajado en el nicho, fueron los momentos álgidos de esta despedida.
No podía faltar Armando Luna, un guatemalteco septuagenario, quien siempre acude con sus carteles para agradecer o felicitar a nuestros deportistas por su incansable trabajo.
Momentos antes del sepelio empezó la lluvia que acompañó toda la ceremonia, como si el cielo llorara por la partida del héroe, aunque para la familia este hecho representa “una bendición en la tradición garífuna”.
Para despedir a Teodoro Palacios Flores, recordamos algunas frases que dejó en vida: “Las limitaciones nunca serán impedimentos para llegar a la gloria. Yo carecía de muchas cosas, pero luché como ningún otro con limitaciones por hacer sonar el himno de Guatemala”.
“Toda vez te despiertes, tienes las posibilidades de ser el mejor”, nos decía Teddy.