Jorge Saade (Guayaquil, Ecuador, 1964) era un niño inquieto, y el único momento en el que lograba calmarse era cuando escuchaba a los grandes de la música clásica, como Wolfgang Amadeus Mozart. La técnica que su madre aplicaba a diario no solo influyó en su comportamiento, sino que a los seis años lo llevó a enamorarse del violín, un instrumento con el que en 2020 celebrará medio siglo de relación. Hace unos días, el músico visitó Guatemala y compartió detalles de su trayectoria.
Su compañero
Su vida, confiesa Jorge Saade, gira “completamente” alrededor del violín. Con su instrumento ha visitado no menos de 45 países y escenarios de la talla del Carnegie Hall, en Nueva York. “Todo músico sueña con tocar en esta sala y yo he tenido la suerte y la bendición de presentarme cuatro veces”, recuerda.
Saade egresó del Conservatorio Antonio Neumane, de Guayaquil, y, posteriormente, obtuvo una beca para ingresar en la Escuela de Música Frost, de la Universidad de Miami, EE. UU. Allí se licenció en música y conoció a quien considera su mentor y segundo padre, Thomas Moore.
El ecuatoriano se especializó en música latinoamericana por la Universidad Católica de América, en Washington, y también es reconocido como el primer intérprete de la región en haber sido aceptado por el Instituto Mozarteum de Salzburgo, Austria: “Esta es la ciudad donde nació Mozart, un aspecto que reforzó la experiencia”.
Con la OSN
La carrera de Saade ha sido laureada en distintas ciudades y países. El nuestro, sin embargo, lo visitó por primera vez para participar como solista en la Fiesta Nacional del Ecuador y 150 años de Berlioz. En este concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional, interpretó una pieza para violín y orquesta del compositor Jorge Oviedo.
De esa presentación, celebrada el jueves en el Conservatorio Nacional de Música Germán Alcántara, el ecuatoriano resaltó el “excelente nivel” de la institución estatal. Asimismo, la buena química musical que tuvieron para dar vida a la obra “a la perfección” desde el primer ensayo. • Stephany López