¡La historia de la Ciudad de los Deportes es algo fascinante..! Fascinante porque las condiciones y peculiaridades que rodearon su construcción fue algo fuera de serie.
A principios del siglo pasado, la hoy flamante Ciudad de los Deportes eran unos barrancos que habían sido invadidos por familias de escasos recursos, las cuales habían construido sus humildes viviendas (covachas) en la parte superior de los terrenos, debido a que en la parte baja corría un río de aguas negras proveniente del rastro de ganado mayor situado donde principia el actual bulevar Atanasio Tzul, en la zona 4.
El doctor Juan José Arévalo Bermejo, en su gobierno tomado en 1946, escuchó a varios dirigentes deportivos que, entre sus peticiones, solicitaron su apoyo para viajar a Barranquilla, Colombia, para los V Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe; además, solicitaron que Guatemala fuera la sede en la edición de 1,950, lo cual lograron exitosamente. Por si eso fuera poco, le hicieron ver la necesidad de construir una ciudad deportiva para la realización de tan magno evento.
El director general de Obras Públicas de esa época era el Ingeniero Juan de Dios Aguilar de León, cuya tesis de graduación había sido, precisamente: Estudio del Drenaje y Aprovechamiento de los Terrenos y Barrancos del Rastro de la Barranquilla; la hoja de servicios distinguidos de Juan de Dios era del conocimiento del señor Presidente, quien le encomendó el trabajo.
Juan de Dios reunió un connotado grupo de ingenieros para realizar esta obra, que en su momento podía catalogarse de faraónica. El Estadio Nacional, hoy Doroteo Guamuch Flores; el Gimnasio Nacional, hoy Teodoro Palacios Flores; la piscina, el palacio de los deportes, hoy Manuel María Ávila Ayala; las canchas de tenis de campo y un teatro al aire libre, hoy Coliseo Deportivo, fueron las obras originales de este megaproyecto, que no solo vino a eliminar un muladar y embellecer el centro de nuestra ciudad, sino a convertirse en el epicentro de la actividad deportiva en el país.
Por: Enrique Bremermann