Mientras el británico dio cátedra, Pinot sacude la general.
Una nueva exhibición de Simon Yates, del equipo Mitchelton Scott, le permitió proclamarse rey de los Pirineos, con una victoria en solitario en la
inédita cima de Prat D’Albis, en una jornada en la que el francés Thibaut Pinot hizo temblar la clasificación general y peligrar el maillot amarillo de su compatriota Julian Alaphilippe.
Dosis repetida
Yates, de 26 años, ganador de la primera jornada pirenaica en Bagnéres de Bigorre, repitió la estrategia. Se metió en la escapada buena, atacó en el último tramo y levantó los brazos en la niebla de la cima para celebrar con suficiente tiempo de ventaja su segundo triunfo en el Tour de Francia.
Le sobraron 30 segundos a Yates, lo que les faltó para alcanzarle a Pinot y a Mikel Landa, protagonistas de la etapa. El francés dinamitó la carrera atacando fuerte en el Prat D’Albis, asfixió a un buen número de rivales y se colocó cuarto en la general, a 1 minuto 50 de Alaphilippe, a quien se le vio ceder por vez primera.
Por su parte, Mikel Landa, quien atacó en el penúltimo puerto, quedó cerca de la gesta, pero Yates voló en la subida y se encontró con un Pinot desatado, en busca del suéter amarillo.
El alavés, otra vez líder del Movistar, séptimo en la general, a 4 minutos 54, y con otro aire antes del descanso y en vísperas de los Alpes. Mikel está vivo.
Último descanso
Superados los Pirineos, el pelotón del Tour de Francia afrontará hoy la segunda jornada de descanso, que dará lugar a la recta final, marcada por una jornada de transición, otra de media montaña y 3 duras etapas alpinas, antes del paseo triunfal del campeón por los Campos Elíseos en la llegada a París.
Restarán casi mil kilómetros, algo menos de un tercio del total, pero que aglutinan buena parte de las grandes dificultades de la edición, con 6 puertos por encima de los 2 mil metros de altitud, 2 de ellos como sede de la meta.
La gestión de la jornada de descanso se antoja, en ese contexto, como clave, puesto que llega solo 6 días después de la anterior y como último refugio, antes de afrontar la etapa decisiva.
