El Salvador y Estados Unidos afianzaron este domingo sus lazos de cooperación para frenar los flujos de migración irregular, luchar contra el narcotráfico y oponerse al Gobierno de Nicolás Maduro con la visita del secretario de Estado del país norteamericano, Mike Pompeo, a territorio salvadoreño.
El jefe de la diplomacia estadounidense se reunió con el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, para cerrar así una gira que lo llevó previamente a Argentina, Ecuador y México.
Se esperaba que el delegado de Donald Trump pasara revista a las acciones implementadas por el Ejecutivo de Bukele para frenar la migración irregular, pero los dos políticos evitaron entrar en detalles sobre los temas abordados tras reunirse por más de una hora.
La cita tuvo lugar en momentos en los que Trump ha ordenado redadas para detener a migrantes indocumentados y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) confirmó un recorte de la cooperación a Centroamérica para entregarla al líder opositor venezolano Juan Guaidó.
Pompeo destacó en una conferencia de prensa, en la que solo se permitieron preguntas de los medios estadounidenses, que el Gobierno de Bukele “quiere trabajar con EE.UU.” para alcanzar sus objetivos de “proteger” la frontera sur del país norteamericano.
Destacó que El Salvador “es un país que puede ser modelo en el tema migratorio” con un trabajo conjunto con las “fuerzas del orden, luchar contra las actividades de las pandillas e invertir a través de la empresa privada”.
El secretario de Estado señaló su Gobierno busca una “seguridad fronteriza más fuerte” en Centroamérica, además de reducir la violencia de las pandillas y la pobreza para que “la gente se quede en sus propios países”.
Pompeo añadió que su gira por Latinoamérica es parte de los esfuerzos de Estados Unidos para “trabajar de manera mucho más solida con todo el hemisferio occidental”.
“El riesgo de la región es Venezuela”, subrayó Pompeo, quien felicitó al Ejecutivo de Bukele por no reconocer, en la última asamblea general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), al “Gobierno corrupto de Maduro como un Gobierno legitimo de Venezuela”.
Pompeo aprovechó su visita para destacar los “pasos muy importantes” dados por México para disminuir la llegada de migrantes indocumentados a Estados Unidos como parte de un acuerdo firmado el pasado 7 de junio y con el que el Ejecutivo de Manuel López Obrador evitó un incremento de los aranceles a sus productos.
“Hay menos detenciones en la frontera sur, pero todavía queda mucho trabajo por hacer”, explicó.
Por su parte, Bukele aseguró que durante la reunión con Pompeo evitaron referirse a temas que pudieran “erosionar el diálogo”, como el recorte de la ayuda.
“Estamos tratando de fortalecer los lazos con nuestro socio, entonces nos concentramos en lo que podemos lograr juntos y no en las cosas en las que podamos discrepar o no estemos un cien por ciento de acuerdo”, sostuvo el jefe de Estado salvadoreño.
Apuntó que El Salvador no busca “cheques en blanco” o “dinero gratis”, dado que las administraciones de los últimos 30 años recibieron unos 4.000 millones de dólares en cooperación y no lograron mejorar las condiciones del país.
Añadió que prefiere que la Administración de Trump señalé que El Salvador “está por el buen camino” con su llegada al poder el 1 de junio pasado para atraer a las empresas privadas y generar “miles de millones de dólares en inversión”.
“Lo que queremos es que la gente no muera en los desiertos, que no los secuestren, que no vendan sus órganos, que las niñas no terminen violadas”, destacó Bukele, de la derechista Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA).
Subrayó que ambos gobiernos pretenden “promover inversiones en El Salvador, crear fuentes de trabajo y desarrollo económico” para detener la migración irregular. Bukele dijo que durante la reunión tampoco se valoró que El Salvador se convierta en un “tercer país seguro” para los migrantes de la región centroamericana que buscan llegar a Estados Unidos. San Salvador, EFE